Así es que andaba yo estos días por Madrid catando el ambiente prenavideño por ver si así sacaba algo que poder contar y no se pueden hacer idea de las veces que me han podido abordar con el mejor de los rollos siempre. Bueno, voy a pasar por alto los dos besos que me estampó una señora cuando transitaba por la calle del Desengaño camino de mi restaurante preferido, el Lara para ser exactos. Dos besos y una honesta proposición, claro está. Pero, pelillos a la mar, hablemos de los abordadores profesionales que supongo recibirán cursillos al estilo del que recibió Guzmán de Alfarache cuando las adversas circunstancias le llevaron a practicar la mendicidad por tierras italianas. Cursillos en este caso pagados por ese nuevo tipo de empresa que llaman ONG y que en realidad en la mayoría de los casos es una organización para sacarle fondos sobre todo al Gobierno y por extensión a todo el que se deje. Fondos que, so capa de hacer el bien, sirven sobre todo para dar empleo a los que, o bien, no han querido estudiar o, si han estudiado, lo han hecho de mala gana. Se de lo que hablo porque conozco a un montón de médicos trabajando para ONGs y ni uno sólo de entre ellos fue capaz de pasar el corte para poder hacer el MIR.
Pues sí, una verdadera peste, sobre todo si vas en solitario. Chaleco reflectante con logotipo, tablilla en la izquierda y bolígrafo en la derecha, se te acercan sonrientes para solicitarte unos minutos. Suelen ser veinteañeros de agradable countenance, lo cual se pueden imaginar el gancho que supone. Una tentación para tanto y tanta aburrido y aburrida que deambula al azar a la caza de emociones tontas. Al final, si pican, acaban de socios colaboradores de una organización que de no gubernamental no tiene nada, pero sí de antidarwiniana en el sentido de que están concebidas para ayudar a los explotadores de esos países ricos en recursos naturales a que la gente común no se les subleve. Yo te cuido a los niños, yo te curo a los enfermos y así tú te puedes comprar una mansión en la Côte d´Azur y a vivir que son dos días. En fin, ya sé que convendría matizar todo esto que les digo, pero en términos generales no me apeo de la burra.
Ahora bien, organizaciones no gubernamentales con fines altruistas propiamente dichas sí que las hay. Al menos yo conozco una. Y ésta sí que es darwiniana por los cuatro costados en el sentido de que exige lucha al que quiere ser ayudado. Lucha en forma de esfuerzo intelectual. El que se necesita para adquirir conocimiento como paso previo al logro de la libertad individual.
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