viernes, 12 de diciembre de 2014

¡Fiesta!

 
 
A las once de la noche un día entre semana el VIPS de la calle Goya tiene todas las mesas ocupadas pero, cosa curiosa, no hay alboroto. Esta no es mi España. Sin embargo a las doce del mediodía me cuesta cinco minutos cruzar la Castellana por Cibeles. Los semáforos no funcionan y los guarros urbanos con el pito en la boca no consiguen revertir el caos: peatones y conductores se disputan a cara de perro el espacio. Me fijo que los coches son todos enormes y  el conductor es muy raro que vaya acompañado. Si a eso le añades el trepidar de múltiples martillos neumáticos que taladran el pavimento y las correspondientes mesnadas de turistas queriendo fotografiarse justo donde la acera se estrecha... sí, desde luego, como ha dicho el Presidente, lo de la crisis es historia pasada... como si la historia pudiese ser de otra manera que pasada.  

Paseo por las calles del centro, peatonales a medias a causa de las legiones de repartidores, y flipo con la cantidad y calidad de establecimientos hosteleros. Se acerca la hora de la comida y es raro en el que no apetece entrar. Al final decidimos hacerlo en uno de los de toda la vida y es como si fuese un milagro que te puedan dar tan bien de comer, tan buen trato en un ambiente tan agradable por sólo once euros. Desde luego que Mateo Alemán se hubiese tenido que morder la lengua hoy día a propósito de los mesoneros. Y Guzmán de Alfarache tendría que ser uno de aquellos hipsters que comían en la mesa del fondo. Porque esa es la cuestión, que se ve por todas partes mucho joven hipster, gadged en ristre. Ignoro de qué vivirán pero dan la impresión de que lo hacen muy bien y con mucha facilidad.

Y lo bueno del caso es que esto no ha hecho más que empezar. En el horizonte se vislumbran nuevas conmociones. Un chino la quiere armar gorda por la parte de Campamento. 6000 milloncejos del ala para un complejo no precisamente de Edipo. Más ocio versus negocio. Y los de Bollywood andan buscando sede aquí para sus eventos de alfombra roja. 40000 personas dicen que traerán todos los años a desmadrarse por los figones y tablaos de la ciudad. Turismo de calidad todo él. La verdad, no me extraña que nadie quiera perderse la fiesta que es Madrid en particular y España en general. Porque eso es España, el país de la fiesta que no cesa. Nadie nos gana en eso ni de lejos. Lo mismo en cantidad que en calidad. Y ya, si lo relacionas con el precio, ni te digo.

Bueno, yo no sé lo que podría llegar a ser esta ciudad si de repente llega un equipo al ayuntamiento que se decide a poner orden en el caos del tráfico. Una ciudad para peatones y ciclistas abierta las 24 horas del día. El despiporre, vamos. El centro del mundo al alcance de todos los bolsillos. Pasen, señores, siéntase seguros y diviértanse por dos perras.

2 comentarios:

  1. Lo del precio lo dirás porque tú no cobras en yenes...

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    1. Bueno, ahora ya no son todos japoneses, pero orientales los hay a porrillo. Y se les ve gastar sin que parezca que lo miren mucho.

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