sábado, 31 de mayo de 2014

Identidades notables

 
 
Comienza Juan Goitisolo su tribuna de Él País con el clásico "cualquier tiempo pasado fue mejor". Sigue, quizá sin darse cuenta, haciendo un pobre retrato de sí mismo: "Aunque mi situación de desamparo tecnológico (el amigo que transcribe en su ordenador mi letra menuda y casi ilegible se había ausentado de Marraquech) me impidió responder entonces a su solicitud..." Y termina a modo de regodeo de tal risible guisa: "Según estadísticas divulgadas por la prensa ocupamos de nuevo nuestro antiguo puesto de furgón de cola europeo en términos de desarrollo humano y estamos a la cabeza en el de fracaso escolar mientras el Gobierno se jacta de los éxitos de la Marca España y ensalza las virtudes de la austeridad impuesta por Merkel y Bruselas. La ignorancia y corrupción campean como en otras épocas y en razón de ello no nos auguran, mucho me temo, un porvenir brillante."

Confieso que en tiempos leía los libros de este señor. Eran simpáticos y de muy fácil digestión. Por así decirlo no te desmentían ni una sola vez: la comunión ideológica y sentimental era absoluta. Resumiendo: no me aportaba nada de nada y no tardé en darme cuenta, dado lo cual corrí a deshacerme de todos sus libros... junto a otros cuantos cientos, o miles, que no sé, porque es que hasta aquel entonces había tenido a gala trufar de estanterías repletas mis habitáculos con la ingenua presunción, supongo, de deslumbrar a las visitas.

Claro, este señor, entre París y Marraquech, e informándose de lo que aquí pasa por los medios tipo El País, no parece muy enterado de los aires que por aquí corren. Todo su artículo parece destilar aquella nostalgia que a comienzos de los setenta percibíamos en los viejos republicanos exilados en París. Hablabas con ellos y parecía como si les doliese reconocer lo bien que vivían en España grandes capas de la población de las que nosotros mismos éramos un claro exponente. En el fondo lo que les pasaba es que al hablar con nosotros notaban que se acercaba el final de su largo buen vivir de cantar la milonga republicana española. Nosotros habíamos leído, cuanto menos, a Gerald Brenan y Hugh Thomas y, por tal, ya no creíamos en historias de buenos y malos.

Así debe de ser que percibe Goitisolo como los jóvenes de hoy se hacen caca encima de aquellas "señas de identidad" que tan famoso le hicieron. Los jóvenes de hoy, salvo la inevitable minoría enfermiza, no reconocen más identidades que las notables con las cuales, para el que no sepa, cual debe de ser el caso del susodicho, se ayuda a resolver no pocos problemas de los de verdad... como hacer posible que una persona pueda vivir a la vez en París y Maraquech sin por ello tener que despeinarse.

Así es que yo, cogería, agarraría a la secta de los nostálgicos de aquella dorada edad de oro, valga la redundancia, y les haría entrar en Madrid por donde entramos ayer Pedro y yo a bordo de un flamante Mercedes -no sé qué tienen los Mercedes que siempre están flamantes- y les invitaría a mirar a derecha e izquierda para comprobar hasta qué punto estamos recuperando nuestro puesto de furgón de cola. ¡Para partirse, vamos! 

viernes, 30 de mayo de 2014

Ingenio


                           





Ayer por la tarde llovía suavemente sobre Santander. A las siete en punto estaba toda la peña reunida bajo los soportales de Correos esperando a Eloy. Eloy es el ingeniero a cargo de las obras que se llevan a cabo al borde de la bahía. El futuro Centro Botín. Bien, llegó Eloy más o menos puntual y comenzamos el recorrido por el chantier. Tres horas duró, como quien dice un suspiro. El hecho de que entre los de la peña hubiese dos arquitectos hizo que el nivel de los comentarios fuese en ocasiones bastante subido de tono. De hecho hubo no pocas palabras de las que me hubiese gustado tener aclaración, pero comprendo la casi imposible tarea de esclarecer a los profanos. 



El Centro Botín, como no podría ser menos, ha suscitado mucha, excesiva quizá, controversia en la provincia. Su sentido, su oportunidad, su ubicación. De lo único que no he oído comentarios es de su inevitabilidad. ¿Como encauzar todo ese capital humano acumulado y contenido a duras penas si no es por medio de la desmesura? Toda sociedad desarrollada necesita proyectarse hacia el cielo por medio su torre de Babel, su catedral gótica, lo que sea con tal de desafiar a Dios. Y es que visitando esas obras y escuchando las explicaciones de Eloy no puedes sino aceptar que si no dioses si nos hemos acercado mucho al objetivo. Porque es que las ingentes cantidades de conocimiento que son necesarias para que no se te vengan abajo los palos de semejante sombrajo no pueden ser concebidas sino es desde una perspectiva casi sobrenatural. Las matemáticas, ese vínculo diabólico entre los hombres y los dioses. 


El Centro Botín, en cualquier caso, por su propia naturaleza, es el tratamiento anticaspa adecuado para el pelo de la dehesa que amenaza de asfixia a la provincia. Porque son ese tipo de obras las que dan la dimensión del hombre actual y no esa casi, o sin casi, ridícula grúa que los nostálgicos del lugar se empeñan en elevar a la categoría de monumento. ¡La grúa! Pero hombre de Dios, quién va a venir de fuera a ver esa antigualla. Y aquí, para quien no se ha ya enterado, de lo que se trata es de atraer una porción del pastel de los ociosos del mundo para que dejen aquí parte de sus ahorros. Ya casi tenemos acabada nuestra Torre de Babel. Ahora, ya, con unos retoques a la restauración y, luego, fundamental, poner en valor la calle San Pedro, y ya dispondremos de toda la infraestructura necesaria para que los vuelos low cost se disputen Parayas. 

En fin, los de la grúa, hablad y hablad y hablad malditos. Pero el futuro de la ciudad no sois vosotros. El futuro son los Elois que se atreven a desafiar a los dioses e, incluso, les ganan la partida. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

La causa de todos mis males



Uno lee, ve, escucha por aquí y por allá y, de pronto, sin saber por qué, se queda con la copla: la mujer de Farage ha declarado a la prensa que su marido bebe y fuma demasiado, pero que no es mala persona. Farage, por si alguien no lo sabe, es ese inglés que quiere que su país abandone la Comunidad Europea. Farage, como no podría ser de otra manera, tiene mil argumentos para sostener su pretensión, argumentos que, como suele suceder siempre que la pretensión es recular, son entendidos sobre todo por las poblaciones rurales. O sea, justo donde la gente sabe mucho de tradiciones, pero muy poco de matemáticas. Porque es que, ya saben, las tradiciones y las matemáticas se llevan a matar. 

Anyway, Farage no es mala persona, pero bebe y fuma demasiado, según su mujer. Bueno, convendría saber si la mujer de Farage también fuma y bebe y, si es que sí, en qué proporción, porque eso nos daría una idea mucho más exacta sobre lo que significa ese inquietante "demasiado". Supongamos  que a ella también le gusta salir por ahí de copas, entonces, ese demasiado será francamente preocupante, pero, si es una loca de "lo natural", entonces, podemos estar tranquilos porque para los amantes de "lo natural" una cañita de vez en cuando lleva indefectiblemente al trasplante de hígado. 

Por otra parte, todos sabemos de la permisividad social hacia el alcohol de la que siempre han hecho gala en las islas británicas. En ellas, si de alguien no se fía la gente, y con razón, es precisamente de un abstemio. Bueno, para ser exactos creo que eso pasa en las islas y en cualquier lugar del mundo que no sea musulmán. Y de ahí, precisamente, esa desconfianza insurmountable entre musulmanes y el resto del mundo. Pero éste es otro asunto. A lo que voy es a que, dada esa permisividad, la palabra demasiado no puede querer decir otra cosa que una barbaridad. 

Anyway otra vez, lo que nunca habíamos visto hasta que llegó Farange, es tantas fotos de un líder político, carismático por demás, pasándoselo pipa en los pubs. Además es que no es que se le vea en animada conversación con los coleguis y tal, no, siempre se le ve feliz a solas con su jarra y, acaso, cigarrillo. Es como si no necesitase más. Y sin embargo lo necesita: sacar a su país de la UE. ¿Por qué?

Yo tengo una teoría: la causa de todos mis males. Cualquiera con un poco de experiencia en el asunto sabe de los terribles despertares. Un clavo que atraviesa la cabeza de sien a sien y que sólo se saca con otro clavo. Pero, claro, las obligaciones de la vida exigen que el otro clavo, el que saca, no le puedas adquirir hasta la caída de la tarde cuando regresas al pub. Son muchas horas de impasse a merced de los demonios. ¡Alomejó siiiii... saliesemos de la UE! ¿Why not? Puta UE que me impide ser feliz. Ya lo tengo. Definitivamente. El chivo que me faltaba. Tan bueno como cualquier otro. Incluso mejor porque amenaza con ponerlo todo patas arriba que es exactamente lo que ahora quisiera para ver si así, sumergido en el caos, se me quita esta angustia insoportable. 

En fin, para terminar, siempre que se especula sobre el alcohol, me vienen a la memoria aquellas palabras que escribió Josep Pla en su Cuderno Gris: 

"L´alcohol en fa mol de mal... peró tinc tanta set¡ A mes, m´acosto a l´alcoho amb una mena d´il-lusió que m´abassega. Aquesta il-lusió va lligada a un desig irrefrenable de vehemència y d´atordiment. Sentir-se ple, tibant, lúcid, com si el cos i l´esperit us haguessin crescut desmesuradament¡ L´esperit se´m fa còmplice de l´il-lusió i em porta a creure que la vehemència es higiènica i necessària."

Por lo demás, ¡qué sería el mundo sin borrachos? Se lo diré: un asco. Lo del tabaco es otra cosa, da demasiado el cante. 

martes, 27 de mayo de 2014

Porque jodemos



Cuando anduve viviendo por la Serralada Central tuve ocasión de tratar con cierta frecuencia a un chico marroquí con muy buena facha que andaba por allí en su calidad de novio de la hija de unos andaluces que se habían aposentado en aquellos riscos. Pues bien, el tal no perdía ocasión de repetirme casi como si de un mantra se tratase: "fíjate bien, amigo Pedro, una sola noche, nada más una, que abriesen la frontera de Ceuta o Melilla y no quedaba un solo marroquí en Marruecos". A mí lo que más me llamaba la atención era el énfasis que siempre ponía en lo de "una sola noche". Quizá había visto en el cine lo del cruce del Mar Rojo por los israelitas y se había quedado con la idea.

Me he acordado de la anécdota al enterarme de que un nuevo partido llamado Podemos -yes, we can-, que ha recolectado el 8% de los votos, tiene en su programa entre otras perlas la de echar abajo esas fronteras que impiden a los marroquíes, y a todos los que viven a su sur, supongo, venirse para acá todos a una. El 8%, apostaría que, los más, parados y botelloneros, ¡pleonasmo!, poniendo todas sus esperanzas en el nuevo orden que por fuerza habría de nacer del caos que preconizan. Nada nuevo sobre la tierra. 

Podemos. "Porque podemos", dijeron aquellas señoritas a las que preguntaron por su alto nivel de gastos. ¡Uy!, les respondieron, que mal pronunciáis la jota. Me he acordado de este mal chiste al leer las, ya digo, perlas que componen el programa de Podemos. Nos quieren quitar la casa, los ahorros y, también, lo mejor, ponernos un policía en el cogote. Y un sin fin más de estupideces que sólo mentes en un grado máximo de infantilismo, o de imbecilidad pura y dura, pueden considerar viables. Y un 8% les vota. Porque así jodemos, el único consuelo que nos queda. 

Es el pseudoanarquismo que nace de la desesperación, o el aburrimiento, aprovechado por un iluminado que da clases en la universidad. Pero ni esto es Mayo del 68 ni donde da clases es Nanterre. Esto es 2014 en la Complutense de Madrid. Libertad de cátedra le llaman a lo que no es más que populismo suicida. Se diría que ese payo anda buscando su Casas Viejas para poder exhibir ante su respetable lo único que le falta para subir a los altares: un puñadito de mártires. Esperemos que no se salga con la suya, porque es que, además, a estas alturas, no le iban a servir para nada. 

En fin, que están muy bien estas elecciones al parlamento europeo porque como el personal las identifica con un poder muy lejano que le afecta, lo más, lo más, de refilón, se dedica a desafiarle dando rienda suelta a sus instintos más primarios. ¡Te vas a enterar! Como en una especie de "me cago en dios" que desahoga sin mayores consecuencias. Por lo demás, nada de lo que preocuparse porque la mayoría siempre ve las orejas al lobo cuando le tiene cerca.  

lunes, 26 de mayo de 2014

La mirada torva


Si te vas a Googel y pones Putin y, después, imágenes, sacarás la conclusión de que es un tipo tirando a pinturero. Se nota a la legua que sus servicios de imagen trabajan duro porque cuando le ves por ahí en acción lo más frecuente es que su mirada tire a entre triste y torva. Es como si estuviese a disgusto consigo mismo, como si no se fiase ni de su sombra, con un punto de resentimiento. La cabeza inclinada ligeramente a un lado y hacia delante obliga a sus pupilas a desplazarse hacia arriba dejando oculta su parte superior bajo los párpados... en fin, le habrán visto mil veces y seguro que en su fuero interno habrán sentido reciprocidad respecto a lo que su imagen destila. Desde luego que ni le compraría un coche usado, ni me iría con él de vinos, ni le prestaría la estilográfica, ni le dejaría que me liase el cigarrillo. 

Esa imagen tan acabada, o tan explicita si mejor quieren, es un problema para todos. Porque las cosas nunca suelen ser lo que parecen, pero vete tú a convencer de ello a la inmensa mayoría. Así, de entrada, nada más verle y a poco que se sepa de su particular curriculum vitae, será difícil desapear a cualquiera de la idea de que todo lo que está pasando en Ucrania es la consecuencia de sus particulares designios. Como si de un dios se tratase. Y así es como numerosos comentaristas le retratan por todas las televisiones del mundo occidental. Un dios maligno que no repara en medios para reconstituir el imperio soviético. 

El caso es que no todos piensan así y es lógico. También en occidente, por muy decadentes que andemos, queda gente capaz de razonar. Lo que pasa es que a los razonadores ya apenas les dejan más opciones de manifestarse que en las cadenas dedicadas en teoría sólo a la economía. Como si la economía no lo impregnase todo, pues anda que no. Así, si la gente viese esas cadenas se habría enterado que en el mundo ya sólo quedan cuatro verdaderas capitales, a saber: Londres, New York, Hong Kong y Singapur. Dos anglosajonas y dos chinas. En ellas se cuece todo, incluido lo que la mirada torva del Sr. Putin esconde. Así ha sido que en Londres le han dicho, adelante con lo de Crimea, pero el resto no me lo toques. Y en esas estamos, apretando el dogal que tiene sobre el cuello: desinversión, caída del rublo, hundimiento de la bolsa rusa... cosillas sin importancia de aquí a mañana, pero tremendamente complicadas a la que pasen unos meses. Y Putin lo sabe y todo parece indicar que ya está aflojando la apuesta. 

Esa idea que nos ha transmitido la historia de naciones soberanas con sus omnipotentes mandatarios no sé si alguna vez habrán existido, pero hoy día es, cuanto menos, ridícula. Hoy día está todo tan interconectado que es imposible tomar cualquier decisión sin contar, por ejemplo, con los que te la financian. Y con los que financian al que se te opone. Que a veces son los mismos. Tan enredado está todo que te pones a buscar y por todas partes encuentras situaciones chuscas. Así, curiosamente, la China continental, vía compra de bonos de los EEUU está financiando los sistemas de defensa de su enemigo Taiwan. Y no puede hacer nada porque si dejase de comprar bonos americanos su economía se vería seriamente amenazada por ser los americanos sus principales clientes. Y así hasta el infinito. 

No sé, en fin, lo que acabará haciendo Putin en Ucrania, porque no ignoro que hay suicidios colectivos, pero todo pasará y Ucrania seguirá siendo codiciada por chinos, indios y árabes por sus tierras negras donde todo lo que plantas crece a toda mecha. Y luego, también, seguirá estando infectada hasta que Dios no disponga lo contrario por esa mezcla letal de orientalismo y cristianismo ortodoxo que corrompe todo lo que toca. Ya digo, en fin, no se crean la mirada torva de Putin que es casi seguro que va de farol.  

sábado, 24 de mayo de 2014

Va de ricos



Perdonen que insista, pero es que me lo está poniendo a huevo: la Sra. Valenciano ha dicho que el Sr. Cañete odia a las mujeres y a las madres trabajadoras. Así, por este orden. Y el Sr. Cañete como si nada, cuando lo suyo hubiese sido dar dos tortas a la Sr. Valenciano con toda la razón del mundo porque es que cuando se llega a tal grado de estulticia sólo los sopapos pueden producir algún efecto reparador. 

Para que las turbas iletradas entiendan lo que no es se ha dicho que el Sr. Cañete es de derechas y la Sra. Valenciano de izquierdas. No, la verdad es mucho más simple, el Sr. Cañete es rico y la Sra. Valenciano es pobre. Rico y pobre, bien entendido que en el único sentido que hoy día se puede ser rico y pobre, es decir, según la cantidad de conocimiento que se acumula. Así, poner a discutir de cosas complicadas como es la construcción europea a un abogado del estado y a una simple bachiller, sencillamente, es un verdadero despropósito. Es como si yo me pongo a discutir con Botín de mercados financieros. De chiste. 

Ese es el problema, que hablar a las claras sobre el capital de conocimiento, o sea, la riqueza de cada cual, tiene unas connotaciones humillantes para los iletrados. Mi opinión vale tanto como la suya porque, se sobrentiende, esto es una democracia. Y en una democracia, también se sobrentiende, la inteligencia natural de un vago suple con creces a los miles de horas de estudio de un empollón. En eso consiste todo y el que no quiera entenderlo que haga mutis por el foro porque de lo contrario va a tener que escuchar cosas muy desagradables cuando no un tiro en la nuca. 

Afortunadamente, en estos momentos tenemos a la cabeza de Europa a una señora francamente rica y por eso sabe que la democracia consiste en dejar que los niños jueguen a mayores hasta que se acabe el recreo. Después todos a formar y a clase. Y así es como las cosas funcionan. Por eso ha sido que, ahora, con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo, no se le ha visto despeinarse. Que ganen unos, que ganen otros, y a ella qué. Ella es rica y sabe que sólo los ricos saben sacar las castañas del fuego. Y por tal es que, según rumores que corren, ya tiene decidido que gane quien gane la Presidenta de la Comisión será Cristina Lagarde, rica entre las ricas y no sólo porque sea la Presidenta del FMI. Ha corrido mucho mundo antes de llegar a ese puesto. No sé, pero en lo que a mí respecta, bien que me gustaría que esos rumores se cumpliesen. Porque, de verdad, lo mismo Juncker que Schultz, los dos candidatos oficiales, me parecen bien poca cosa. Pobretones, en definitiva. El uno abogado de provincias y el otro librero de pueblo. Los europeos, creo yo, nos merecemos más. Una alta ejecutiva de la Escuela de Chicago por ejemplo.

También corren rumores de que Merkel va a bregar por el puesto de Secretario General de la ONU. Sería una buena cosa. Ya veremos. Anyway, una cosa es inevitable y todo el mundo debiera ser consciente de ello, a saber, que cuando los pobres se hacen con el poder el desorden está garantizado, y ese es el momento en el que las clases medias, profesionales y tal, empiezan a pensar que si eso es la democracia ellos prefieren una dictadura. Me lo explicaba mi padre que vivió exactamente eso en el 36 del siglo pasado. Y recién venimos de un amago semejante cuando lo de Zapatero. Porque los pobres, sí, está muy bien que tomen vinos por la zona húmeda de León o de cualquier ciudad, pero por favor que se mantengan lejos de donde se trata de las cosas serias.

viernes, 23 de mayo de 2014

Con razón o sin ella



Suenan de nuevo las trompetas del Apocalipsis. Y como quien oye llover. Es lo que tiene acostumbrarse. Bueno, me imagino que habrán oído hablar ustedes de Monsanto, la encarnación de todos los males, la empresa americana que produce semillas transgénicas. Es una gente tan absolutamente perversa que incluso han conseguido que los agricultores que usan sus semillas no puedan usar una parte de su producción como semillas para una nueva cosecha. Así es que el que prueba Monsanto queda enganchado de por vida. Y, luego, que si uno usa Monsanto contamina con la cosa transgénica los campos de su alrededor y, así, pasito a pasito, dentro de cuatro días no quedará en el mundo un adarme de cosa natural, fíjense, con lo que mola lo natural, y Monsanto se habrá convertido en una especie de Gran Hermano que nos tendrá a todos cogidos por nuestras partes más sensibles. 

Así, de está guisa, son montones de los debates que se tienen estos días en las televisiones del continente a propósito del tratado comercial en ciernes con los EEUU de Ámerica. Monsanto, por supuesto, se alza con el santo y seña, pero la lista de males que nos amenazan son infinitos. Porque los americanos, para según quienes, ya se sabe, son la encarnación del mal que brota de la ignorancia y la estupidez. 

Es curioso, por un lado la historia de la humanidad es la de sus descubrimientos e innovaciones. Nunca paró un sólo segundo en su empeño por conseguir más con menos esfuerzo. Y por otro todas las manifestaciones del progreso han ido siempre acompañadas por el miedo y el rechazo de ciertos sectores bastante numerosos de la población. Supongo que será cuestión de los contrapuntos que a todo pone la naturaleza para que el conjunto no se desequilibre. El yin y el yang o cosa parecida.  

Anyway, lo evidente es que el progreso es imparable... hasta que pare. Y también que hasta sus más fervientes detractores se suelen aprovechar de las ventajas que trae consigo. Aunque también es verdad que a veces se ha considerado progreso lo que con el tiempo se ha demostrado ser lo contrario, premisa que da soporte a los argumentos de los detractores, si bien, los más de estos supongo que lo serán porque tratan de evitarse los gastos inherentes a toda nueva adaptación. En fin, sea como sea, el caso es que Monsanto está ahí, con unas semillas con determinadas características que hacen que cada vez haya más tipos que se empeñan en comprarlas y sembrarlas. ¿Será porque son idiotas?, ¿o ignorantes?, como con tanta vehemencia acusa el político sindicalista francés José Bove. Así, Monsanto, se añade a la lista de los Mabuse, o Moriarti, o Fumanchú, que están en el mundo con el único objetivo de expandir el mal. 

En fin, alguien nos debiera explicar en qué consiste exactamente Monsanto para que nos podamos hacer una idea de por qué unos le odian tanto y otros se afanan tanto a comprarle las semillas. Porque esa es la cuestión, poder hablar con conocimiento de causa y no sólo por hablar. Bien se podría haber aprovechado la ocasión del debate entre los candidatos Cañete y Valenciano para aclararnos este extremo infinitamente más interesante que el de los tíos que pegan a las tías... con razón o sin ella.  

jueves, 22 de mayo de 2014

Chafardeos de portera



Da igual que sean españoles, bosquimanos o alemanes, si son socialistas todo viene a indicar que no tienen solución. Y bien que lo siento porque soy de los convencidos de que una ágil alternancia en el poder entre socialdemócratas y liberales es de lo más saludable para todos. Pero resulta que ahora viene a España a hacer campaña el Sr. Schulz, el alemán que es candidato de los socialistas a presidir la Comisión Europea, y dice en alusión a lo que dijo el otro día el candidato Cañete que: "es una vergüenza que alguien sugiera que mi hijo vale más que mi hija". O sea, a intentar rebañar votos a la desesperada por el procedimiento de instigar con mentiras los más bajos instintos de las gentes iletradas. 

Cualquiera con dos dedos de frente y que esté libre de pasiones partidistas sabe que lo que dijo Cañete no se refería a las mujeres en general sino a la Sra. Valenciano en particular. Y también sabe que tenía más razón que un santo: que la Sr. Valenciano mantenga tan alta responsabilidad institucional con las dotes intelectuales de que viene haciendo gala, eso, sí que permite hablar de vergüenza para el país que lo consiente. Pero claro, algo tenía que decir el Sr. Schulz y su discurso favorito le estaba vedado por tener al lado a su correligionario Sr. Valls, Primer Ministro francés, que recién viene de hacer unos recortes por importe de unos 50.000 millones de €. Porque es que el Sr. Schulz le dice a todo el que le quiere escuchar que hay que relanzar la economía con dinero público. Lo clásico de los socialdemócratas de toda la vida. Lo que a nadie cuenta el Sr. Schulz es que eso es precisamente lo que vienen haciendo desde hace muchos años la mayoría de los Estados y por eso es que están hasta las cejas de deuda. Como en el chiste de la mierda, un dedo más y nos ahogamos.

Por otro lado, a mí todo eso de las restricciones al aborto que quieren imponer desde ciertos sectores no sólo me parece inadecuado sino, sobre todo, tan estúpido como querer retener el agua en un cesto. Pero igualmente estúpido es querer centrar en esa estupidez el debate sobre lo que de verdad nos concierne. Porque es parecido a cuando los bizantinos, teniendo a los turcos a las puertas de la ciudad, se afanaban en discutir sobre el sexo de los ángeles. Aquí y ahora, con la cosa de la mundialización, tenemos a un montón de turcos asediando nuestro bienestar social, el que conseguimos gracias a el largo periodo que Europa reinó sobre casi todo el mundo y, luego, en los últimos cincuenta años, gracias a que los EEUU de Ámerica se encargaron de pagar la factura de la defensa. Y de las dos gracias, una se acabo hace tiempo y la otra está a punto de expirar. Así que, sean las mujeres todo lo inteligentes o todo lo monas que quieran, para el caso lo mismo nos va a dar como no nos las ingeniemos entre todos para producir más, mejor y más barato que los demás. Y de eso es de lo que hay que hablar y lo demás son mandangas. Será cuestión de adecuar la educación a las circunstancias, será cuestión de recortar unos gastos para poder invertir en sitios con futuro... no sé, pero para dilucidar esas cosas están los políticos y no para chafardear como porteras, que si tu has dicho tal, que si tu has dicho cual.  

En fin, ya digo, que menos mal que las cosas importantes están en manos de gente que antes de llegar a lo alto han tenido que demostrar que se lo merecían, porque lo que es esto de la política... en menudas manos puede llegar a caer por los procedimientos más peregrinos que más vale no comentar no se vaya a sentir aludida la Sra. Valenciano.    

miércoles, 21 de mayo de 2014

El Rico Epulón


Anoche estuve viendo un programa al estilo de las vidas paralelas de Plutarco. Se trataba de Juncker y Schulz, los dos candidatos con más posibilidades de alzarse con el título de Presidente de la Comisión Europea en las elecciones que tendrán lugar el próximo domingo. Difícil distinguir, por cierto, porque si el uno blasonaba de sensibilidad social el otro no le iba a la zaga. Alguien se tiene que preocupar de los desfavorecidos, apuntaba Schulz, porque a las clases pudientes no les importan un rábano. Entonces Juncker decía la suya, que su padre era metalúrgico y que toda su vida había sido un prodigio de sensibilidad hacia las clases obreras. Y en una especie de alarde de cinismo añadía que todos los oficios tienen la misma dignidad y que nadie es más que nadie y etc., etc.. De cómo fortalecer la UE para que sea más competitiva y,  así, tenga más para repartir, de eso, ni una palabra ninguno de los dos. 

Bueno, yo no sé cuando empezó toda esta mandanga, pero sospecho que Jesucristo tuvo algo que ver en ello. Con aquello que se inventó del Rico Epulón y el Pobre Lázaro quizá puso los cimientos para uno de los mayores fraudes ideológicos de todos los tiempos. Apoyándose en la natural envidia y resentimiento de los que, por lo que sea, que no vamos a entrar ahora en eso, se ven desfavorecidos por Fortuna va el muy payo y lanza el más perverso razonamiento sinecdótico de todos tiempos. El rico Epulón es malo, luego no hay rico bueno. Y con el pobre Lázaro, lo mismo pero al revés. En realidad, tal parábola bien pudiera ser el botón de muestra que nos indica hasta qué punto es gigantesca la indigencia intelectual del cristianismo en particular y de todas las religiones en general. 

El caso es que ayer me mandó Jacobo el enlace de un artículo que lleva semejante encabezmiento:  "5 Ways the Poor Are More Ethical Than the Rich". 

1. The Poor Don't Cheat As Much

2. The Poor Care More About Other People

3. The Rich Focus on Me, Me, Me

4. The Poor Give a Greater Percentage of Their Money to Others

5. Entrepreneurs are in the (Sinking) Middle Class


Claro, ni que decir tiene que a todas estas conclusiones se ha llegado después de concienzudos análisis realizados por afamados sociólogos sin desviarse un ápice del infalible método científico, faltaría más. No es que hayan encontrado exactamente lo que buscaban, como se suele achacar a los investigadores tramposos, es que la realidad es tozuda y el hecho de que lo hallado coincida punto por punto con los tópicos al uso no es que sea mala idea sino pura coincidencia. 

Pero como se suele decir es muy difícil engañar a todos todo el tiempo. Incluso hay momentos históricos, como fue el caso en nuestro poco conocido por vulgo Siglo de Oro, en los que la sabiduría popular se alza por encima de todas las manipulaciones y deja su pensamiento plasmado en contundentes sentencias. Así aquella que afirmaba que "da más el duro que el desnudo" que fue el argumento utilizado por el ciego del Lazarillo de Tormes para abandonar Salamanca e irse a Toledo donde era fama haber muchos ricos. Luego, para remachar, vino  Cervantes y, haciendo gala de su humor erasmista, dijo "no estar bien con aquel refrán que dice `más da el duro que el desnudo´, como si el duro y avaro diere algo, como lo da el liberal desnudo, que, en efecto, da el buen deseo cuando más no tiene". En fin, para partirse. 

Ya te digo, y estaba allí, en el infierno, el Rico Epulón muriéndose de sed y suplicando a Abraham, otro que tal baila, que le mandase a Lázaro, que estaba en el cielo, con la punta de su dedo mojada en agua para que se la pusiese en la lengua... etc..  ¡manda carayo! El regodeo de la venganza como única expectativa de liberación. 

No sigo, aunque bien que podría. 


martes, 20 de mayo de 2014

La salamandra



Aprovecho el fresco de la mañana para llegarme a MERCADONA. Sin duda tener tan cerca tal prodigio de la mercadotecnia es lo mejor, si no lo único aprovechable, de la casa en la que ahora vivo. Apenas diez minutos andando en los que por fuerza tengo que pasar frente a las tiendas de alimentación que hay en los soportales de Valdenoja. Quitando la boulangerie, donde se aprecia cierta animación, sobre todo los domingos, las demás no creo que tarden mucho en cerrar. Y bien que me voy a alegrar porque son una recua de zafios que mantienen su entorno en tal estado de degradación que da grima verlo. Yo, desde luego, a una tienda de alimentación que tiene medio metro de inmundicia pegado a la parte baja del quicio de sus puertas no entro así me maten. Es curioso porque en principio se supone que los soportales son el centro de un barrio tirando a chic. Bien es verdad que chic de la Provincia. 

El caso es que desde que abrieron "el prodigio" hace aproximadamente un mes no se hacen idea lo que me ha cambiado la vida. Porque es que parece que no, pero hay que ver la importancia que tiene y el tiempo que lleva la cosa de la manduca. Sobre todo cuando te haces mayor y lo de comer fuera de casa plantea serios problemas de tipo sobre todo metabólico. Las digestiones y demás. Pero, ahora, ya digo, not problem, coges, agarras, te acercas al prodigio, cargas el carrito y tienes todo resuelto con entre dos y cinco minutos de microondas por comida. Y no sé a qué será debido, si a los conservantes o a qué, pero todo está esta bueno y, lo mejor, que sienta como un guante. Claro, hay que tener en cuenta que esas grandes empresas tienen unas cocinas que son más laboratorios que otra cosa. Y bien, sí, no se puede descartar que un día alguna meta la pata y produzca un desaguisado, pero será un hecho aislado que tiene las mismas probabilidades de afectarte que el que te toque la lotería si compras un boleto. 

Bueno, me he entretenido con esto de la comida porque a mí lo de cocinar no me mola un pelo. Si tengo que hacerlo lo hago y punto. Y no me suele salir mal porque, francamente, por mucho cine que le echen ahora, no es desde luego una ciencia mayor. Con dos dedos de frente y un poco de práctica, todos Savarin. Otra cosa, supongo, será cocinar para muchos que, como cualquier oficio, exigirá aprendizaje. Pero, en fin, lo que les quería comentar es lo que me ha llamado la atención mientras estaba en el trance de cargar el carrito una vez pasado por caja. Y me ha llamado la atención más que nada porque se daba la circunstancia de que anoche estuve viendo el debate 28´de ARTE en el que se vertieron diversas opiniones sobre si era conveniente o no bajar el salario mínimo para aumentar la productividad y crear más empleo. Bien, pues en una cosa parecían estar de acuerdo todos los intervinientes, a saber, que el oficio de cajero de supermercado es ejemplo donde los haya de baja productividad y nulo valor añadido. De hecho, cada vez más van siendo sustituidos por diversos procedimientos electrónicos de muy fácil manejo por parte del cliente. Si sigue habiendo cajeros, o un montón de empleos parecidos, es porque todavía le siguen saliendo a cuenta a la empresa y no sólo porque les pagan el salario mínimo sino que, además, por contratarles el Estado otorga beneficios fiscales. 

Abrevio. Lo que me ha llamado la atención es que, mientras cargaba el carrito como les decía, la cajera y un par de colegas, haciendo un inciso en sus quehaceres, mantenían una animada conversación sobre las vacaciones que piensan hacer en el Caribe. Automáticamente he conectado salario mínimo con vacaciones en el Caribe y no he podido por menos que exclamar para mis adentros: ¡ostras Pedrin! Y luego que acababa de leer en un periódico cualquiera que medio millón de niños españoles van a pasar hambre este año. Y no es que una cosa tenga, a primera vista, mucho que ver con la otra, pero este totum revolutum hace que por entre la empanada mental que me señorea se haya colado el recuerdo de "La salamandra" aquella película de Alain Tanner que tanto gustó por los años setenta y que iba precisamente de eso, de una cajera que no soñaba con el Caribe.  


lunes, 19 de mayo de 2014

Roadsmitten



El otro día estábamos paseando al atardecer cuando vimos dos bicicletas de las que llaman de trekking apoyadas en la barandilla que rodea la Segunda playa. A su lado había una mujer rellenita con cámara en ristre tratando de captar, supongo, la hermosura del instante. Como ya saben, porque no pierdo ocasión de comentarlo, las bicicletas a María y a mí nos chiflan como a otros lo hacen los Ferrari, así que nos pusimos a contemplarlas y no habían pasado ni dos minutos antes de estuviésemos en animada conversación con Sabrina, que así se llamaba la chica de la cámara. No tardó en aparecer Mikel que, como Sabrina, tenía buenas ganas de palique. Nos contaron que ahora hacía justamente tres años que salieron de su casa de Montreal y que desde entonces han andado de aquí para allá dejando de ello constancia para los amigos que les quieran seguir en www.facebook.com/roadsmitten. De momento, nos dijeron, no tienen la menor intención de volver a casa. Ahora van a bordear la Península Ibérica, luego Marruecos, sur de Italia, Grecia... bueno, bueno, son jóvenes todavía, andarán por los cuarenta.   

Ni que decir tiene que, de entrada, sentí una envidia parecida a la del compositor Gustav von Aschenbach, el protagonista de Muerte en Venecia, cuando volviendo un día de su paseo cotidiano vio que en la escalinata de la iglesia junto a su casa había un hombre de mediana edad en atuendo de excursionista y con el aire cansado de quien viene de pasar el día arriesgando su futuro. Qué coño carajo hago yo aquí, me dije. ¿Por qué no tirarme a los caminos? Nada me lo impide... a no ser la falta de una verdadera motivación. Hay quien está motivado, hay quien no lo está en absoluto y los hay, como quizá sea mi caso, que lo estamos a medias y por eso es que sólo hacemos pequeñas incursiones con fecha de caducidad. 

Gustav von Aschenbach sintió envidia y fue consecuente. Se largó a Venecia, se tiñó el pelo y se puso a soñar con donceles. Fue valiente sin duda y supo morir en el intento. Luego he tenido noticia de otros casos e, incluso, he conocido alguno. La familia de Borges, dejó el rutilante Buenos Aires de los locos veinte del siglo pasado donde tenían un más que mediano buen pasar y con el dinero que les proporcionaba el alquiler de su casa vinieron a instalarse a Europa, Ginebra concretamente con veraneos en Mallorca. Muchos pudieron haber hecho lo mismo, pero, que se sepa, sólo a ellos se les ocurrió. O sólo ellos sintieron esa necesidad en apariencia tan apetecible para cualquiera medianamente inquieto. O lo de aquel "inspector de cornisas" que conocí en Salamanca. Con el dinero que le rentaba el piso que había heredado de sus padres en Alemania se pegaba la gran vidorra controlando lo que hacían las aves por los aleros de la Plaza Mayor. Nunca vi hombre con la expresión más beatífica. Su futuro podría ser todo lo incierto que se quiera, pero su presente era impecable, dando rienda suelta a su afición ornitológica y con la dueña de aquel bar, allí, a dos pasos, que le tenía a pan y manteles, como si fuese un príncipe, a cambio de unas cuantas carantoñas. 

El caso es que, de una forma u otra, todos, o casi todos, anhelamos dar tensión a nuestra vida so pena de acabar instalados en el reino de los muertos vivientes... entregados al consumo de buen gusto y esas cosas. Pero no sabemos cómo o no tenemos redaños. Sin embargo, no es difícil. Hay millones de caminos a recorrer en solitario llenos de sorpresas. Incluso sin salir de casa. Sólo hace falta motivación, determinación y valentía para lanzarse. Cualquier cosa, ya digo, mejor que quedarte entre tu gente haciendo cálculos entre todos a ver quien la tiene más larga.  


domingo, 18 de mayo de 2014

Ortler Meran



Ayer, sin venir a cuento, de buenas a primeras, se me puso la nariz en plan Fontibre. La cabeza no tardó en adoptar esa forma que llaman pesada, así que, sin pensarlo dos veces, decidí recurrir al Bálsamo de Fierabrás. Hoy, al levantarme, he notado que la irritación empezaba a escurrirse rinofaringe abajo así que lo primero que he hecho ha sido pegarme otro lingotazo del brebaje milagroso. He desayunado y tal con la habitual satisfacción y ahora estoy aquí, en mi trono de jerife, agarrado al kleenex y conectado a la nube... haciendo de las mías. 

El caso es que venía sintiendo desde hace tiempo la necesidad de cambiar la cabalgadura. La que tengo, la pobre, está muy vieja y renquea por todas las junturas. La compré hace casi treinta años cuando andaba por los campos de Salamanca y desde entonces me ha venido sirviendo sin contratiempos y con muy escaso mantenimiento. Una joya, en definitiva, que duró lo que duró, quizás más de lo debido a causa de una indebida sentimentalidad. Porque ya estaba amortizada más que de sobra tiempo ha. Así que dándose la circunstancia de estar ayer comentando con la parte contratante de la segunda parte las próximas cabalgadas del verano ya en ciernes, llegamos ambos a la conclusión de que lo suyo sería que yo me apresurase a cambiar de bicicleta con la finalidad sobre todo de aligerar los esfuerzos porque a la vista está que, al respecto, ya no estoy para derroches prescindibles. 

Así que, tomada la decisión, para qué esperar. Instalado en el trono y conectado a la nube me he ido de tiendas. Como sabía más o menos lo que quería porque soy perro viejo en este oficio del pedalear no me ha costado ni dos horas decidirme entre la ingente oferta. He optado por una alemana. Lo alemán mola. Se rompe menos. Precio asequible, estética clásica y mezcla equilibrada de robustez y liviandad. Alea jacta est. Página de Amazon. Bicicletas. Ortler Meran. 750 €. Incluir in mi cesta. Comprar. Dentro de menos de una semana me la traerán a casa. 

Así corre el mundo y algunos no se enteran. O hacen como si no se enterasen mientras cantan loas al viejo orden. Porque, aquí en la provincia, a veces parece como que los comerciantes te hacen un favor si acceden a que les compres algo. Y eso dentro de una oferta restringida a las modas del lugar. Sota, caballo y rey. En fin. ¡Que les zurzan! El pequeño comercio de proximidad de aquí a dos días quedará reducido a bares, restaurantes, peluquerías, tiendas de recuerdos para turistas i prou. De hecho, en muchas ciudades ya están adaptando los bajos de las casas del centro para convertirlas en viviendas. Es la única forma de que no queden vacíos. Ya digo, el signo de los tiempos, y yo que me regocijo. 

Y este verano, a estrenar cabalgadura... por esos mundos de Dios.  



sábado, 17 de mayo de 2014

Porque se aburría



El Sr. Arias Cañete ha dicho que mostrar superioridad intelectual frente a una mujer parece machista. No de una forma general, aunque pudiera ser, sino en referencia al reciente debate que tuvo con la Sra. Elena Valenciano. Pues bien, al Sr. Cañete se le han tirado todos al cuello. Y cuando digo todos estoy incluyendo los que saben que tiene más razón que un santo. Porque es que quizá el Sr. Cañete no estuvo fino en el mentado debate, pero cualquiera con dos dedos de frente sabe que no hay nada que descoloque más que intentar debatir con un idiota. Una idiota en este caso programada para vomitar uno tras otro los tópicos pijoprogres vengan o no vengan a cuento. Ya digo, eso descoloca al más pintao. 

Así es que el Sr. Cañete será todo lo torpe que quieran debatiendo, pero lo que nadie le puede negar son los hechos, a saber, que ha sido capaz de sacar las oposiciones a abogado del estado lo que, se mire como se mire, no es en absoluto moco de pavo. Y, a parte de eso, ha sido profesor en una universidad y algunas naderías más. Por su parte, la Sra. Valenciano, muy del gusto del vulgo, por lo visto, cuando entra a debatir, no se le conocen más méritos que los de haber estudiado el bachillerato en el Liceo Francés a donde sus padres, notables pijoprogres, le enviaron, se supone, por aquello de hacer honor al lema madre del pijoprogrerío rampante, a saber, aunque digas lo contrario, no quieras para ti lo que quieres para los pobres . Por lo demás, tenemos confesiones de la susodicha en las que afirma que dejó los estudios, no especifica en que estadio, porque se aburría... típico de hija de pijoprogres, ya digo.

¿Qué interpretación se puede dar a ese "porque me aburría"? ¿Se puede considerar aceptable tal irreponsabilidad de origen en alguien llamado a asumir altas responsabilidades civiles?Además, ¿por qué le aburría estudiar? Nos debe esa explicación. Porque si lo que ella quería era hacer la revolución, tendría que ser muy tontita para no saber que a estas alturas las revoluciones sólo se pueden hacer con conocimiento, justo lo que se adquiere estudiando. No sé, quizá la última razón es que "no servía para los estudios", como se solía decir antaño para, en la mayoría de los casos, enmascarar tras una cierta cortedad mental lo que sólo era vaguería consentida. Y así fue que la Sra, Valenciano dejó sus estudios, cogió su fusil, como Johny, lo cargó con todos los tópicos de la secta pijoprogre y se fue a hacer la revolución. Y ahora, dispara y dispara y dispara al monigote, y nunca se le acaba la munición.   

Por su parte, el Sr. Cañete, a mi juicio, tiene un serio problema: las malas compañías. Ni al demonio se le ocurre salir por ahí de pesca rodeado de meapilas. Por muy buen pescador que seas si llevas al lado a gente que te ahuyenta el pescado con su venga y dale a la matraca del nasciturus... pues eso, que te dejan convertido en el monigote al que se derriba con cualquier salva de tópicos. Fue lo que le pasó el otro día y espero que haya aprendido la lección. 

Concluyendo, no vi el debate así que hablo de oídas. Anyway, efectivamente, lo difícil, por no decir imposible, es colmar la grieta que separa tal diferencia de formación. La diferencia que hay entre ser capaz de ver más allá o sólo lo que hay delante de las narices. Y ya se sabe que de cara al pueblo siempre lleva las de ganar el que tiene la vista más corta. Cuestión de sintonía. 


viernes, 16 de mayo de 2014

Nunca lo veremos



Anoche iba de debates. El de los pretendientes a presidir la Comisión Europea lo resistí unos diez minutos o así. El de los candidatos españoles, al que accedí por casualidad, ni treinta segundos. Lo de los europeos me pareció cosa de cadáveres, pero lo de los españoles de cadáveres idiotas. La candidata dijo que los socialistas estaban por la libertad de las mujeres y del personal en general y que los populares tenían un problema con la libertad y, entonces, va el candidato popular y, en vez de llamarla analfabeta como hubiese sido lo suyo, se pone a defenderse y lloriqueando dice, que no, que ellos también están por la libertad, lo que pasa es que... y entonces apagué la tele y me fui a la cama con la sensación de que los debates habían tenido lugar justo aquí al lado, en la institución para discapacitados Padre Meni. 

Bien, lo que acabo de escribir puede sonar todo lo facha que quieran, pero así lo veo y no pienso desdecirme. Y no es que piense, ni mucho menos, que la política no sirve para nada. Lo que pasa es que después de mucho observar el juego he llegado a la conclusión de que en las democracias sin adjetivar los políticos sólo cuentan para las pequeñas cosas del municipio y el barrio. Para las cuestiones de importancia ya están los consejos de administración de las grandes corporaciones. Por eso es que en las dictaduras los políticos sí mandan, porque toman sus decisiones como si el país fuese una gran corporación. Y, también, en ciertas democracias, como es el caso de Francia, los políticos se obstinan en controlar alguna corporación importante porque saben que ese es el último resquicio de poder que les queda. 

Así es que estos últimos tiempos el único debate político que, a mi juicio, realmente merece el nombre de tal es el que se viene celebrando en Francia a propósito de la corporación de titularidad estatal ALSTON. Titularidad estatal, o sea, competir en el duro mercado mundial con un brazo atado a la espalda. Es la consecuencia inevitable del tener el consejo de administración trufado de políticos y sindicalistas, es decir, gente sentimental y malandrina que son incapaces de ver más allá de las próximas elecciones. Concluyendo, ALSTON va fatal y el Estado, como aquellos padres aristócratas arruinados, ha decidido buscar a la niña un novio rico. Y aquí empieza el baile porque como la niña no está mal no han tardado en salirle dos novios acaudalados: uno alemán, el otro americano. Alemán y americano, ¡vaya por Dios!, y nosotros franceses de toda la vida. Si la cosa fuese de empresarios la elección sería fácil, pero va de políticos. ¿Alemanes?, ¡huy!, ¡vade retro!, la historía... ¿americanos?, imperialistas y tal, ya se sabe que... dan vueltas y vueltas al asunto y no son capaces de ponerse de acuerdo. Y el padre cada vez más arruinado y la niña que ya empieza a amustiarse. Al final la van a tener que regalar. 

Imagínense que anoche en vez de lo que tuvimos hubiésemos visto la discusión ante las cámaras del padre francés arruinado y los pretendientes alemán y americano. Cada uno exponiendo sus razones. Las que no importa exponer, claro está, que cuando las cosas son serias, como es un matrimonio, sólo los tontos se desnudan antes de meterse a la cama. En fin, nunca lo veremos. Al verdadero poder nunca le gustó exhibirse.    

jueves, 15 de mayo de 2014

La obsesión



Uno mira a esa madre y a esa hija y no le cabe en la cabeza que, según todos los indicios, se hayan pasado los últimos cinco años obsesionadas con la idea de matar a una persona concreta. Dos ciudadanas normales, felices se diría por las apariencias y, ya ven, completamente corroídas en su interior por una idea asesina. Quizá, pienso, las personas cercanas podrían haber barruntado algo porque si hay algo que es difícil de ocultar eso son las obsesiones. Así que, es casi seguro que más de uno les habrá escuchado alusiones amenazantes o cosa por el estilo y lo habrá tomado por simples baladronadas de personas sin sustancia. Cosas que se dicen, pero que sólo se hacen una vez cada mil millones. Esa vez que, se diría, parece uno de esos argumentos imposibles de Stephen King. Imagínense a esos dos angelitos siguiendo los pasos de la otra por las calles de León a la espera de la oportunidad idónea. Obsesivas, pero frías. Sientan el golpe los que te ofendieron antes que el amago de tus iras. En fin, cosas de la condición humana que nunca deja de sorprendernos por más que todas sus manifestaciones nunca pasen de ser simples variables del puñado de actitudes que los griegos pergeñaron en sus tragedias hace ya miles de años. 

La idea obsesiva de Orestes de que tiene que matar a su madre Climtenestra y su amante Egido para vengar a su padre Agamenón. Resolver una injusticia cometiendo otra mayor. Ni Clint Eastwood puede con eso. Por eso Orestes enloquece tras cumplir el designio de su obsesión... o de los dioses como también se suele decir.  

La obsesión, quién esta libre de ella. Y hasta qué grado puede ser poderosa. Depende de su intensidad que podamos o no someterla, siquiera a intervalos, al escrutinio de la razón para intentar descabalgarla en la medida de lo posible. Si no se puede con ella y campa por sus fueros, apaga y vamos porque la vida será un tormento para el obsesivo y los que le soportan.  

De todas formas, hay que andarse con cuidado a la hora de valorar la obsesión. Porque si bien la mayoría de ellas entran en la categoría de esa enfermedad mental conocida como paranoia, es decir, que tienen una base imaginaria, también las hay que tienen una base real. La de los ruidos por ejemplo. Un ruido cualquiera, el de un motor lejano, se te mete en la cabeza, te obsesiona y no te deja vivir. La inmensa mayoría no lo oye, pero tú sí.  Entonces, ¿qué hacer? Tomarte un valiun, alejarte más del motor o... la solución leonesa: ir hasta donde está el motor y destruirle. 

En fin, ya saben que yo ando bastante obsesionado con los ladridos de los perros. Me impiden dormir la siesta. Me impiden concentrarme en mis actividades de tipo espiritual. He escrito cartas a las autoridades solicitando protección y la cosa creo que ha mejorado. Creo que me asiste la razón y me baso en que en los países de nuestro norte los perros no ladran, pero eso no quita para que me fastidie no poder sacarme de la cabeza lo que, aquí, a casi nadie molesta. Así es que me gustaría poder luchar contra este evidente flagelo sin necesitar para ello del motor que supone la obsesión, pero me siento incapaz de alcanzar esa excelencia del espíritu. 

¡Malditas obsesiones!  

miércoles, 14 de mayo de 2014

Retrato




Bien es verdad que las palabras se las lleva el viento, pero no sin antes dejar un cierto retrato del que las pronuncia. Así es que ya puede uno peinarse como quiera, calzarse todos los Armanis del mundo, exhibir tez bronceada y músculos de acero, que su verdadera imagen la dará en el momento que abra la boca para decir algo. Otra cosa será, ya, la comprensión lectora de los que te observan. Será en función de su agudeza interpretativa que consigas, ya sea darles el pego con tu deslumbrante fachada o, bien, hacerles ver la sustancia que se esconde tras una apariencia rutilante. 

Las apariencias, bien sabido es que engañan a una inmensa mayoría. Pero también es sabido que nadie está capacitado para engañar a todo el mundo todo el tiempo. Así, tarde o temprano, salta el niño, o el loco, que señala la desnudez del rey. Y bien, el mal puede que ya este hecho, pero denunciarlo supone el inicio de su posible reparación. 

El caso es que en el trascurso del tiempo de vez en cuando se producen hechos de una especial trascendencia sobre los cuales las gentes estupendas se sienten obligadas a decir la suya. Y decirla, así, a bote pronto, sin pasar las palabras que brotan de los sentimientos por el filtro de la razón. Y claro, les salen cosas cuanto menos chocantes. Así, por ejemplo, nuestro Presidente, el Sr. Rajoy en quien tenía depositadas todas mis complacencias, me ha sorprendido al introducir entre los adjetivos tremendistas con los que ha valorado el asesinato de una política el de inútil. ¡Pero hombre de Dios, cómo se puede decir tal cosa! ¿Es que acaso puede ser en alguna ocasión un crimen útil? Poca cabeza en definitiva. Ese es el retrato que me ha dejado al abrir la boca. Creo que en adelante voy a limitarle mis complacencias. 

Casos así se pueden contar por millones. Y, también, lo contrario, la mejor valoración de alguien tras escuchar lo que dice. Porque hablar, y no la cara como dicen, es el espejo del alma y sus potencias. Por eso es tan importante pensarlo dos y tres veces antes de abrir la boca. Y si no estás seguro, callar o, en su defecto, recurrir a los tópicos asertivos tipo "también es verdad" o "ya te digo" que al no dar ni quitar sino todo lo contrario la razón al interlocutor le producen cierto descoloque, es decir, un no saber a qué carta quedarse contigo. Callar, escuchar, respuestas asertivas y, por ventura, una linda carita, éxito social asegurado. ¡Que lo sepan!

martes, 13 de mayo de 2014

Deconstruyendo



Hay una cosa que cualquier estado medianamente funcionante tiene claro, a saber, que hay que amortiguar las diferencias sociales so pena, de lo contrario, de encontrarse con altos niveles de conflictividad que pueden llevarse todo por delante. Así que si queremos reflexionar sobre este necesario amortiguamiento que tantos dolores de cabeza trae a unos y otros -la política que le dicen- supongo que deberíamos empezar por considerar en qué consisten las diferencias sociales y sus causas. ¡Casi na! Mejor resumir: unos tienen una sorprendente facilidad para hacer dinero y otros son incapaces de hacerlo. ¿Causas? Vaya usted a saber. ¿Cuestión de inteligencia? Algo tendrá que ver. ¿Suerte? También. Y un montón de cosas más entre las que destacaría que el que una persona sea muy capaz para algo no quiere decir que lo sea para todo. E igualmente pasa con las incapacidades. Así, un rico, por el hecho de serlo se suele creer capacitado para opinar correctamente de todo lo habido y por haber. Y un inútil para ganarse la vida es muy probable que sea muy habilidoso para filosofar sobre lo que hay que hacer para conseguir un mundo feliz que resuelva sus problemas... por eso el clásico le definió como aquel que siendo polilla de su casa pretende ser honra de la ajena. 

Diferencias sociales que hay que amortiguar transfiriendo recursos de los que tienen a los que no tienen. En qué medida y de qué forma es la madre de todos los corderos y no por nada sino porque la percepción de la jugada del que da, o al que le quitan si así quieren decirlo, y del que recibe nunca se suele acompasar debidamente. Así, lo que para los unos suele ser exceso o, incluso, expolio, para los otros es insuficiente y en cualquier caso una injusticia. Entramos, por tanto, en el terreno de los sentimientos, es decir, el río revuelto de la política en el que los pescadores de votos utilizan artes diversas que no siempre se ajustan a lo moralmente deseable. O conveniente.

Afortunadamente en nuestro entorno las ideologías políticas dominantes están tan desvaídas que son casi surperponibles. Entre socialdemócratas y  demócratacristianos se reparten casi todo el bacalao. Lo que mayormente les diferencia es el nombre y la retórica de sus cabezas visibles.  Así, unos se arrogan en exclusiva la solidaridad con los desfavorecidos y la protección de los débiles. Otros, por contra presumen de saber crear riqueza y de defender la vida del nasciturus. O sea, tanto en un caso como en el otro palabrería que no por hueca deja de calar hondo en quienes, por lo que sea, anhelan que les pastoreen. 

Y ese es el asunto, y el problema, que la palabrería hueca cala hondo. Yo soy solidario porque tengo corazón, o sea, soy bueno, tengo moral, etc., etc., y los otros están carcomidos por la codicia, la avaricia, la maldad en definitiva, dicen los unos.  Y los otros contestan, nosotros sabemos crear riqueza porque somos inteligentes y trabajadores y vosotros que sois torpes y vagos no os conformáis con lo que os damos y queréis exprimirnos todavía más porque pensáis que las cosas nos caen del cielo... o que las robamos. Son los tópicos con los que se pretende dar sólido fundamento a las creencias, o conveniencias, de los unos o los otros y, así, facilitarles el camino de la toma de posición. Un juego, en definitiva, que permite a cada cual sentirse mejor, o más inteligente, que el adversario sin que ello traiga otras consecuencias que ligeros sentimientos de orgullo y soberbia en unos casos o de envidia y resentimiento en otros. Nada de qué preocuparse porque todo el mundo sabe que el juego está concebido para que la risa vaya por barrios. 

Concluyendo, que resulta penoso ver como personas mayores siguen entrando al trapo de ese juego. La experiencia de la vida y dos dedos de frente nos debieran llevar a la convicción de que para governar -crear y distribuir- lo mejor un buen currículum. Y amén. 

lunes, 12 de mayo de 2014

Borracheras guiadas



 "Borracho perdido, hecho un calavera", se cantaba antiguamente por las tabernas. Tener un hijo calavera era por entonces la peor pesadilla para unos padres, aunque con la construcción por los años treinta de la red de sanatorios antituberculosos la cosa se alivió bastante, porque, así, una vez alcanzado el objetivo final que no era otro que la tuberculosis se podían deshacer de él mandándole al sanatorio. Luego, con los años, del alcohol se paso a la heroína y de la tuberculosis al sida y los padres ya no sabían cómo deshacerse de los hijos calaveras, así que en no pocas ocasiones optaron por eliminarlos so pena de sucumbir ellos mismos. 

Sea como sea, el caso es que ni nada es lo que era ni el futuro va a ser alguna vez predecible. Y en esas estando voy y leo en el periódico de la burguesía catalana: Llega el "trabajo de borrachera" a Barcelona. Ya ven, resulta que ahora va ser más fácil que se coloque el hijo si es un calavera. Hay que saber inglés, bien es verdad, pero a parte de eso el único currículum que se exige es la demostración por medio de fotografías o vídeos de que sabes hacer calaveradas. Porque la cosa va de eso, de ser una especie de monitor de aprendices de calavera, o de calaveras de fin de semana que es lo que quieren ser todas esas hordas que déferlent sur Barcelona así que dan las cuatro de la tarde de cualquier viernes del año. 

Es lo que tiene el progreso, que al final está todo tan resuelto que salvo unos cuantos pringaos que se quedan a decidir donde invertir los dineros todos los demás a coger el avión para Barcelona o similares y a hacer de señoritos calaveras todo el fin de semana. Y claro, señorito calavera no es condición que se pueda alcanzar de buenas a primeras. Se necesita un aprendizaje que exige asiduidad sin desmallo a todo tipo de eventos de catadura dionisiaca. O sea, justo en lo que somos lideres mundiales. Y de ahí que tengamos tantos cuadros perfectamente formados para guiar los primeros pasos de los aspirantes. 

Resumiendo, una vez más Cataluña se pone a la cabeza de España en innovación y desarrollo. Primero fue el puterío y ahora las borracheras monitorizadas. La verdad, no me extraña en absoluto que quieran ser independientes porque es que todo lo que tocan se lo llevan de calle. 

domingo, 11 de mayo de 2014

La percepción



No sé qué insigne filósofo fue el que dijo que opinión es sinónimo de situación. Sin ir tan lejos, ni arriba, la sabiduría popular de aquí tiene por verdad sobrada que cada uno cuenta la feria según le va en ella. Y no por otras razones supongo que será que sea tan difícil mantener sosegadas discusiones sobre temas digamos que políticos sin que tarde o temprano la escasez de argumentos por parte de cualquiera de los litigantes conduzca a la personalización, es decir, una suerte de pensamiento sinecdótico en el que ya sea poniéndose de ejemplo a si mismo, ya sea poniendo a la otra parte, se pretende dar sensación de prueba irrefutable que abarca a la totalidad y, por tanto, no tiene vuelta de hoja. La típica pifia, en definitiva, hija del acaloramiento que, como no puede ser de otra manera deja un regusto desagradable que sientes tan pronto como te alejas del campo de batalla. 

La secuencia de hechos que les acabo de exponer es sin duda una de las causas de mi afición, por un lado a la vida más o menos retirada y por otro a dirimir los asuntos conmigo mismo por medio de la escritura. Con la escritura, aún haciéndola pública como es el caso en estos últimos años, no hay lugar al acaloramiento porque el razonar es lento y en la medida de las propias posibilidades sometido al escrutinio de la lógica. Por eso lo normal es que se deseche mucho, la mayoría diría, de lo que se viene a la cabeza instigado por los sentimientos. En la escritura la frase que escribes tiene que tener ligazón lógica con la precedente y ser soporte para la siguiente. Pura reflexión, en cualquier caso, lo que no quiere decir decir en absoluto que sea garantía de acierto, pero ahí queda, expuesta al escrutinio ajeno y susceptible por tanto de ser contestada en la forma que a cada cual le venga en gana. 

De hecho yo, por unas vías u otras, me entero de lo que se opina en los cenáculos sobre lo que escribo en este blog. Se que hay no pocas opiniones que desmienten las mías y nada me gustaría más que tener constancia escrita de ello para poder polemizar y así elevar un poco el vuelo. Pero las cosas son como son y a ello hay que conformarse. Y en el entretanto, tener buen cuidado de frecuentar con mesura las mesas concurridas por donde corren parejos a los vinos los pensamientos tramposos.