Sea como sea, el caso es que ni nada es lo que era ni el futuro va a ser alguna vez predecible. Y en esas estando voy y leo en el periódico de la burguesía catalana: Llega el "trabajo de borrachera" a Barcelona. Ya ven, resulta que ahora va ser más fácil que se coloque el hijo si es un calavera. Hay que saber inglés, bien es verdad, pero a parte de eso el único currículum que se exige es la demostración por medio de fotografías o vídeos de que sabes hacer calaveradas. Porque la cosa va de eso, de ser una especie de monitor de aprendices de calavera, o de calaveras de fin de semana que es lo que quieren ser todas esas hordas que déferlent sur Barcelona así que dan las cuatro de la tarde de cualquier viernes del año.
Es lo que tiene el progreso, que al final está todo tan resuelto que salvo unos cuantos pringaos que se quedan a decidir donde invertir los dineros todos los demás a coger el avión para Barcelona o similares y a hacer de señoritos calaveras todo el fin de semana. Y claro, señorito calavera no es condición que se pueda alcanzar de buenas a primeras. Se necesita un aprendizaje que exige asiduidad sin desmallo a todo tipo de eventos de catadura dionisiaca. O sea, justo en lo que somos lideres mundiales. Y de ahí que tengamos tantos cuadros perfectamente formados para guiar los primeros pasos de los aspirantes.
Resumiendo, una vez más Cataluña se pone a la cabeza de España en innovación y desarrollo. Primero fue el puterío y ahora las borracheras monitorizadas. La verdad, no me extraña en absoluto que quieran ser independientes porque es que todo lo que tocan se lo llevan de calle.
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