lunes, 30 de junio de 2014

Felicidad Interior Bruta



La semana pasada vi un reportaje sobre Bhutan que me ha dado bastante en qué pensar. Bhutan es un país del tamaño de Suiza y de menos de un millón de habitantes enclavado entre China e India por la parte más oriental de la cordillera Himalaya. Por lo demás, su forma de gobierno es bastante parecida a la nuestra, o sea, una monarquía constitucional. Pero lo más curioso de este pequeño país que va desde las llanuras subtropicales del sur a los picachos de 7000 metros por el norte es que allá por el año 2006 a su rey se le ocurrió después de muchos estudios y encuestas que lo de utilizar el PIB (Producto Interior Bruto) para medir el bienestar de un país era una solemne tontería. En adelante, dijo, para medir eso vamos a utilizar el GNH (Gross National Happiness) que es mucho más fiable y adaptado a lo que desea el común de las gentes. 

Bueno, ya se sabe que todo lo que suena a utopía tiende a producir hilaridad cuando no terror. Como dijo no sé quién, los experimentos mejor con gaseosa. Pero no creo que este sea el caso. El jefe de gobierno de Bhutan es un señor doctorado por Harvard que tiene clara la imposibilidad de vivir fuera de la economía de mercado. Pero eso es una cosa y otra el beneficio material a ultranza para salir a la conquista de nuevos mercados. No, para los bhutaneses las empresas deben de tener los beneficios justos para poder mantenerse. El resto del valor añadido va dedicado al bienestar de sus trabajadores. Bienestar que nunca se mide en número de coches y vacaciones en el extranjero sino en calidad medioambiental, educación, alimentación y cosas así . 

Entre las cosas curiosas que escuché hay una serie de perlas que les voy a comentar. Para empezar, todos los funcionarios del estado están obligados a vestir de forma tradicional. Oye, nadie les obliga a ser funcionarios, pero si optan a esa gabela que sepan que se tendrán que atener a estar permanentemente identificados como tal. Me parece una medida genial. Otra perla es la construcción de viviendas. Se hacen según la técnica tradicional que, por un lado, no precisa del soporte de cementeras y metalurgias que tanto contaminan y tanta energía precisan y, por otro, da al paisaje un encanto muy particular muy preciado por los cazadores de originalidades turísticas. Y aquí, en el turismo, es donde los bhutaneses rizan el rizo. No quieren que los turistas vengan a ponerlo todo hecho un asco. Así que si quieres darte el farde de que has estado en Bhutan habrás tenido que hacer antes un considerable dispendio. La cantidad mínima diaria por visitante es de 250€, lo que para la economía de aquel país significa un verdadero río de oro que va a parar en su integridad al sistema de enseñanza. 

Y es en el sistema de enseñanza en donde echan el resto. Por supuesto se enseña en inglés. Al respecto, ni el menor complejo. Pero es que, además, se enseña para la sabiduría global al estilo socrático. Las matemáticas van de la mano del conocerte a ti mismo y el mundo en el que vives. Porque no les educan para ser ciudadanos bhutaneses, no, les educan para ser ciudadanos del mundo. Civismo y más civismo. Conciencia permanente de que el otro existe, de que los recursos son limitados, de cuales son los límites del deseo en definitiva. 

No quiero terminar sin mencionar la agricultura. Para el año 2018 toda la agricultura del país será bio. De hecho ya lo es en un 95%. Y han mandado todos los abonos químicos, pesticidas, herbicidas y demás que tenían almacenados en el país a una incineradora lejana. Así es que el sesenta% de la población trabaja en la agricultura, lo cual les ha permitido instaurar por ley, o costumbre, el habito d consumir alimentos frescos, o sea, sin envasar, seis días a la semana.Ni te digo, yo, que cada día tiro al contenedor una bolsa llena de envases...  

Bueno, en realidad no sé por qué les cuento todo esto que podrían encontrar mucho más detallado en la wikipedia, por ejemplo. Quizá sea porque me he dejado llevar por el sentimentalismo que me produce el encontrar en algún sitio encarnado de cierta forma lo que es mi particular concepción del sentido común, el racionalismo, la buena vida para resumir. En fin, uno que presume de ser tan escéptico en todo lo que huele a, como digo, utopía.     

domingo, 29 de junio de 2014

El oficio



No creo que sólo sea porque uno tiene más o menos buena salud y las cosas de la manduca razonablemente resueltas que tienda a ver la realidad del país en el que vivo, si no de color de rosa sí, por lo menos, de una forma bastante esperanzada. 

El caso es que hace unos días se produjo un hecho de cierta trascendencia simbólica que pudiera habernos supuesto un atracón de sentimentalismos baratos y de pésimo gusto, pero no, todo pasó como si en uno de esos países muy al norte hubiese tenido lugar. Ya se habrán dado cuenta de que me estoy refiriendo al traspaso de poderes en la Jefatura del Estado. 

Pues sí, en mi opinión, todo el asunto se ha llevado con una discreción y buen hacer que asombra. Sin duda, y como no puede ser de otra forma, ha sido la obra de gente con oficio. Me ha recordado a cuando allá, por los primeros setenta, vi llegar al Hospital Valdecilla a hacerse cargo del servicio de cirugía cardiaca al Dr. Gomez Durán. Sin despeinarse, entre otras cosas porque era calvo, puso en marcha en cuatro días un servicio modélico que fue espejo en el que sólo los necios no se quisieron mirar. Parecía como si nos estuviese diciendo a todos: ¡es el oficio, estúpidos!

El oficio. Sí señores, el oficio de cualquier cosa importante es algo que no se adquiere socializando por los bares como nos quieren dar a entender algunos. ¿Qu´est-ce que la socialización? Se lo diré en pocas palabras: la forma más fácil de aprender a vivir del cuento. Lo contrario del oficio, en definitiva, que se adquiere a golpe de horas de gabinete y laboratorio. 

Pues sí, ese el secreto de lo bien que ha salido todo, el oficio de la abogada del Estado que ha dirigido la parte técnica y de la propia Reina que, no lo olvidemos, estudio con bastante aprovechamiento las artes de la comunicación. Y el del Rey, que entre otras cosas, tiene la obligación de matar a su padre, tan fácil por otra parte dada la profusión de aficiones horteras de las que hacía gala. 

Esa es la cuestión, que de todo este asunto se podría decir que los "bobos" han ganado por goleada a los "pijoprogres". El estudio y la sencillez han derrotado, quizá por primera vez en este país, a la socialización y la flatulencia -perdón por el pleonasmo-. Creo que es todo un indicio de lo que está por venir: la modernidad de una vez por todas. 

sábado, 28 de junio de 2014

Épanouissement

A dónde van y de dónde vienen todos estos



Se lo diré: van a y vienen de, aquí 



Es el lógico resultado del épanouisement de una sociedad. 

Estaba toda esa gente cuando yo era chaval, hace cuatro días como quien dice, utilizando sus propios excrementos para el abonado de los cultivos comunitarios. Y no por nada sino porque ese era uno de los preceptos inviolables que había establecido el Guía Supremo. Así era que cagaban e inmediatamente iban a por una pala para recogerlo y llevarlo a la pila que había en un lugar, algo apartado supongo, de cada pueblo. Ya saben, los comienzos siempre suelen ser humildes.

Cuando yo era chaval y, sobre todo, señorito, era, ahora me doy cuenta, la semilla del mal. Compartía con cuatro gatos el estúpido orgullo de la posesión y disfrute en exclusiva y a diario de las playas salvajes que había a cuarenta kilómetros de casa. Total, cuarenta y cuarenta sólo son ochenta, lo cual, por aquellas carreteras semidesiertas no era nada por comparación al placer del baño, las palas, el sol... y todo lo demás, sobre todo, ya digo, la exclusividad que es, en definitiva, el espoleador por antonomasia de la actividad señoritil. Yo puedo, tu no, y ni se te ocurra intentarlo. 

Pero ahí está el quid de la cuestión, que más temprano que tarde todos lo intentan espoleados por la envidia que les da ver lo bien que se lo está pasando el señorito. Lo intentan y  ils réussissent. ¡Era tan fácil! Lo demás, por añadidura. Economía sostenible que le dicen. A la vista está.

viernes, 27 de junio de 2014

Lo siguiente



El problema es cuando al supuesto malo se lo ponen en bandeja. Digo supuesto y digo bien, porque si no fuese por los buitres y depredadares el mundo estaría de carroña y plagas de roedores que no se podría soportar. 

El caso es que hay una serie de medios de comunicación, incluidos algunos de tipo hollywoodiense, que tienen perfectamente identificado al malo con gran regocijo, claro está, de todos los pijoprogres del mundo, unídos, ya saben, en la más elaborada estupidez. Buitres, carroñeros, depredadores, como les llaman, son muy útiles siempre y cuando no sobrepasen el ámbito de la naturaleza, o sea, los bosques y tal, pero cuando se meten en el campo de las finanzas son la pura perversión y también, como se dice ahora, lo siguiente. La verdad, no entiendo por qué han escogido esa metáfora, les podrían haber llamado, yo qué sé, Lucifer, Moriarti, Fumanchú, y su pensamiento hubiese sido, no mucho, pero algo más coherente. En fin, ni Dios hizo las margaritas para que las comiesen los cerdos ni mucho menos la comprensión lectora para los cerebros pijoprogres.

El asunto es muy fácil de entender. Hay un gobernante, digamos que peronista por ser los de esta escuela el paradigma de la catástrofe anunciada, que para mantenerse en el poder utiliza el fácil recurso de la deuda. Que baja su popularidad, coge, agarra, pide un préstamo y paga las siguientes rondas. Leñe, dicen los acreedores, este tipo se está pasando de generoso y no va a poder devolvernos el préstamo que le hicimos. Lo mejor va a ser mirar a ver si alguien nos quiere comprar estos bonos de deuda aunque sea por la mitad de su valor. Y siempre hay alguien que pica porque no tiene prisa y piensa que tarde o temprano cobrará. Y entonces hace un seguro por si las moscas. Ya tenemos deuda recomprada y seguro. Dos productos con los que en caso de apuro se puede negociar. Al final, después de mucha compra y venta, son productos en el aire que en teoría no valen nada a no ser que... 

Alguien compre ese producto volátil, ese derivado como los llaman, por dos perras. Una empresa, por ejemplo, que es una especie de hombre del frac, pero a lo grande. Porque el hombre del frac, otra cosa no, pero saber de leyes, un huevo. Entonces va el del frac y le dice al peronista: paga tío. Imposible, pive, no tengo un chavo. Vale, tío, entonces declarate en quiebra. Y claro, un Estado no es "Carmina y revienta" que nada le pueden reclamar porque no tiene nada. Un estado puede no tener un chavo, pero tiene un montón de propiedades que se pueden embargar, que para eso están los tribunales internacionales. Y entonces es cuando el peronista va y dice, pero este pive es un carroñero y un depredador y un buitre y todas las demás cosas que sabe que serán absolutamente comprendidas y compartidas por todos los pijoprogres del mundo. 

Así es como escriben la historia todos esos articulistas de periódico y directores de cine. El caso es que el político peronista se vaya de rositas porque al fin y al cabo no ha hecho otra cosa que quitar a los ricos para dárselo a los pobres. Y la bola sigue rodando y los pijoprogres tienen tema para seguir dándose la razón en las noches de vino y rosas. 

jueves, 26 de junio de 2014

Craquer







Vamos a ver, ¿con cual de los tres  spots precedentes se quedarían ustedes para una campaña promocional de la cosa? 

La cosa que amenaza con hacernos craquer por sobredosis como no hagamos algo al respecto. Algo, es decir, pensar.

Para empezar les contaré una cosa por si no la saben. Hay una oligarquía catalana que viene de lejos promoviendo la idea de que Cataluña separada de España sería mucho más prospera. Es una oligarquía que se ve al frente de un Estado con todas la gabelas que eso les podría proporcionar. Ya sólo en embajadas para sus hijos, se pueden hacer una idea. El caso es que esa oligarquía, con motivo de haberse visto provista de unos instrumentos de poder como nunca soñó, los que les proporcionó la vigente Constitución, viene desde hace treintaitantos años lanzada a tumba abierta camino de su objetivo. La insistencia, no digo ya machacona, sino sencillamente aterradora con que utilizan todos los medios a su alcance hace pensar que sólo resisten el vivir allí los infectados y la pequeña minoría de masocas que nunca puede faltar. El resto, la gente normal, ha puesto puesto pies en polvorosa o, si quieren otro tropo por el estilo, hecho mutis por el foro. 

Dense cuenta, además, de que esa oligarquía estuvo durante muchos años, siglos acaso, templada por los muchos beneficios que obtenía de un Estado de estructura económica casi autárquica. El resto de los españoles compraba productos catalanes o no podía comprar y punto. Pero, claro, al cambiar las cosas con la entrada en la CE el invento España ya no les sale a cuenta a los señoritos. Se quieren ir y yo les comprendo porque todo venido a menos tiene derecho a irse a otra parte a probar suerte. 

Así las cosas, la minoría oligárquica todo el día erre que erre, la incierta masa borreguil de los infectados y esa minoría masoca de efectos seguramente contraproducentes, ¿qué se puede hacer? Francamente, no tengo ni idea, porque todo dependerá de si se da o no se da con el antibiótico adecuado para combatir la infección que asola a la masa aborregada. 

Una cosa, en cualquier caso es segura: una hipotética independencia de Cataluña pondría un montón de cosas patas arriba. Y nadie podría descartar que no haya tortas por medio. Porque estas cosa se complican sustancialmente cuando es mucho lo que se pone en juego y por tanto hay gente que puede ganar, pero también otra que tiene mucho que perder. 

Concluyendo: simpatizo con la actitud al respecto del Sr. Rajoy. No mover ni un dedo y dejar que los exaltados se cuezan en su propia salsa. Ya sólo con ver el cambio de tono producido en el órgano de la burguesía catalana, La Vanguardia, principal instigador hasta hace poco de los odios irracionales hacia el resto de España, tenemos una muestra de que si no es que se ha dado con el antibiótico, sí que los propios anticuerpos, el miedo a perder, de una sociedad acomodada, han empezado a actuar y dar sus frutos. 

Ya veremos, en fin, se admiten apuestas.    

miércoles, 25 de junio de 2014

Muros



Pienso que debe de haber pocas cosas que sirvan mejor para expresar la miseria moral de una sociedad que su gusto por los muros. Es un viejo tema que me viene soliviantando desde que caí en la cuenta. Muros físicos y muros mentales como los que los odiosos nacionalistas tratan de levantar, con poco éxito, todo hay que decirlo, con sus beloved lenguas vernáculas. Hay que ser perverso para pretender eso, pero sobre todo cretino. Ahora, precisamente, que todos estamos echando el bofe con el aprendizaje del inglés para tratar de derribar el que nos separa de nuestros vecinos de todo el mundo van ellos y levantan uno donde no le había porque, dicen, es maravilloso crear dificultades al entendimiento entre las personas. Eso, argumentan, es cultura, o sea, riqueza, y se inventan todo tipo de tonterías como que hay cosas que se pueden decir en una lengua y no en otra y que, por tanto, es el alma de los pueblos, y, claro, como ya lo dijo Pedro Crespo, el alcalde de Zelamenea, que el alma es patrimonio de Dios y por eso no se la pueden quitar... en fin, bullshit que le dicen ahora. Y la gente a tragar o te vas.

El caso es que en la ciudad en la que circunstancialmente vivo ahora han convertido en espacio público los terrenos de unos antiguos astilleros privados. Los astilleros, como tenían bienes que proteger de los amigos de lo ajeno, estaban rodeados por una contundente verja de esas que culminan con formas puntiagudas. Bien es verdad que la verja con su soporte de piedra tienen esa factura de las cosas hechas con vocación de durar, algo, por otra parte, propio de todas las instalaciones industriales erigidas a finales del XIX y alrededores. Hasta aquí, todo muy bonito, pero los astilleros son historia y, por tanto, nada hay proteger de los amigos de lo ajeno. Y eso es lo maravilloso del asunto, que las autoridades locales se han gastado un pastón en restaurar la verja que al no servir para proteger sirve, según ellos, para embellecer y, según la más elemental lógica, para estorbar. Además, con el aliciente de que si los niños se ponen a saltarla, por aquello de su tendencia natural a superar dificultades inútiles, con un poco de suerte pueden dejar los intestinos colgados de los pinchos que la culminan que para eso fueron concebidos, no los de los niños, claro está, sino los de los cacos. 

O sea, la obsesión de dividir los espacios sin otro objetivo visible que el simple gusto por la compartimentación. Hasta aquí lo mío y de aquí para allá lo tuyo y, como saltes la valla, cuidado con el perro... o te parto la crisma. Sin duda es una mentalidad arcaica, provinciana si mejor quieren. Dime la altura de los muros que rodean tu casa y te diré lo atrasado que estás. Putin, por ejemplo, se está construyendo una dacha en Marbella cuyos muros le van a importar unos siete millones de €s. Claro, seguro que Putin tiene mucho que guardar, empezando por sí mismo que no pocos le querrán liquidar por ser como es. Pero la mayoría de la gente... vas por ahí, por los pueblos, Esles, Cabezón de la Sal, y piensas, ¡leches!, esta gente de qué tendrá miedo. Bueno, yo he llegado a la conclusión de que es gente que le encanta hacer cochinadas a todas las horas y en cualquier sitio y levantan esos muros porque no son exhibicionistas. 

En cualquier caso, lo sorprendente es que no he oído ni una sola queja a propósito del gasto realizado por las autoridades para mantener esa inútil y muy molesta verja. Y mira que hay en la provincia gentes que se quejan de todo, sobre todo si significa progreso. Les ha debido parecer que la molestia que supone la verja merece la pena soportarla a cambio de gozar de la visión de un "bien de interés cultural que forma parte de nuestro patrimonio histórico y demás hierbas". La nostra identitat que dirían los otros que tal bailan. 

En fin, ya digo, muros físicos que en realidad son mentales. Contra la libertad, por supuesto. 

martes, 24 de junio de 2014

Ataque de sinceridad



Recuerdo que allá, por los últimos sesenta del siglo pasado, a los españoles en general se les empezó a poner bastante fácil lo de tener coche en propiedad. Como era el cumplimiento de un sueño largamente deseado la gente parecía no caber dentro de sí de felicidad con las previsibles consecuencias que tal estado de ánimo suele conllevar, o sea, para empezar, perder el sentido del ridículo. Así fue que cuanto más chusma era el propietario más pegatinas con leyenda ponía en el cristal trasero. Leyendas que, por tratarse, ya digo,  de chusma, solían ser referentes al sentimiento de pertenencia del propietario del vehículo. Exaltación de la patria chica, en definitiva. Así, los asturianos que, como supongo conocen, son tan dados a la fatuidad, exhibían con orgullo el siguiente eslogan, haciendo un guiño al bable, por supuesto: "con fabes y sidrina nun fai falta gasolina". Grandísimo chiste, en fin. 

Chistes, porque aquella fue época, sobre todo, de chistes. Bueno, si es que ha habido alguna vez alguna que no lo haya sido. El caso es que hubo uno de Chumy Chumez que se me quedó grabado para siempre por lo que sea. Se trataba de un joven que había colocado en su coche la leyenda: "Zoy españó, casi ná". Un señor que andaba por allí al verlo le dice: "no sé como te atreves a poner esas verdades". Efectivamente, ser de cualquier sitio sólo puede significar algo para los desgraciados que todo lo que tienen es debido a los méritos de los demás. Si los méritos son propios, el mejor lugar del mundo es donde más te los valoran. En eso se resumen todos los sentimientos patrios, que no por otra cosa es tan fácil encandilar a la chusma con las selecciones nacionales y tan difícil convencer a los sobresalientes de todas las disciplinas de que no se vayan a Silicon Valley. 

Entonces voy hoy y sin saber cómo ni por qué me topo con el el chiste de El Roto que reproduzco al inicio de este post y automáticamente recuerdo lo de "no sé como te atreves a poner esas verdades". Personalmente, no me caben muchas dudas de que El Roto es uno de los prototipos más acabado del parásito avispado de los que tantos pululan por los medios. Dando pábulo a los fracasados en su afán de autodisculparse. Una verdadera asquerosidad porque no les está haciendo el menor favor. Los fracasados necesitan que les espoleen y no que les adormezcan. Por lo demás, sí, se agradece que se reconozca como lo que es, aunque luego trate de disculparse con una gran mentira. Porque los parásitos no prosperan, se limitan a sobrevivir a costa de los demás y siempre expuestos a que se les aplaste a nada que se conviertan en plaga. En fin, el tufillo de los Rotos, hay que estar muy mal para no captarlo. 

lunes, 23 de junio de 2014

STEM



Hay pocas jeremiadas que sean más recurrentes que esas que suelen entonar las personas que son conocidas como "de letras". Según ellas, muchos de los problemas que se agravan en el mundo son debidos a la cada vez menor atención que los planes oficiales de estudios dedican a las humanidades. Cómo no, los políticos como chivos y a mí que me registren.

Ahora está volviendo la matraca a propósito del plan STEM que está impulsando el Sr. Obama. Como todos ustedes sabrán stem quiere decir raíz o de donde se deriva lo que sea. Por ejemplo, stem cell es célula madre. Pero STEM también es el acrónimo de science, technology, engineering y mathematics. ¿Lo cogen? La raíz de donde se deriva el elevado nivel de vida que todo el mundo persigue: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. De Historia del Arte, Filologías varias, Historia, Filosofía, etc., ni mentarlas. Como si se quisiera dar a entender que esas materias que las estudien las niñas monas que como se van a casar bien... o algún hijo rarito de millonario para que se le pueda colocar al frente de la fundación familiar. En fin. 

Yo no tengo ni idea de cómo será la cosa aquí y ahora, pero cuando yo moceaba las cosas estaban claras: una vez superada la revalida elemental, a los catorce años o así, se escogía entre ciencias y letras. Los que escogían ciencias abandonaban el latín y los de letras las matemáticas. Así era que si a alguien de letras le preguntaban cuanto suman dos y dos, daba por respuesta: lo siento, yo soy de letras. De los de ciencias, sobre todo si iban para ingenieros, se decía que eran muy aburridos por incultos. Bobadas en ambos casos, por supuesto, pero con ese trasfondo de sospechosa verdad que suele encerrar toda bobada. 

Así que parece ser que en los últimos años algo se ha recuperado la cosa, pero desde los años setenta hasta hace bien poco el número de matriculas en las facultades de Humanidades no ha hecho sino disminuir. Y nada que ver con las políticas académicas, no, ha sido debido, sencillamente, a que las niñas, incluso las muy monas, han decidido que quieren ser como los chicos y se han puesto a estudiar ingeniería y cosas así. ¡Pour quoi pas, oye! 

Sea como sea, ellos vuelven a la carga. Que si los valores que se pierden, que si el mundo es cada vez más materialista, cosas así que traerían causa de la cada vez menor atención a las humanidades. Bueno, es fácil comprender que todo el mundo quiera que se dé más importancia a aquello a lo que se dedica, pero como aquí cada vez menos gente de la que cuenta se chupa el dedo...

¡Porque vamos a ver! ¿Usted es de letras, no? Entonces, por poner un ejemplo, debo suponer que sabe perfectamente en qué consiste la proporción áurea. Y que sabrá resolver una ecuación cuadrática sin lo cual difícilmente podrá llegar al número phi. Y sabrá de la magia de ese número más allá de que cuando se emplea en algo ese algo queda bonito. Bueno, no hace falta extenderse en consideraciones al respecto. Sin saber matemáticas, que quede claro, ni de ciencias ni de letras. Y sabiéndolas, pues qué quieres que te diga, no es cuestión de ganar más, que también, es que para la mayoría es más divertido por fácil especular con hechos ciertos que con suposiciones... que, para esto último, anda que no hay que tener cabeza.

Por lo demás, de lo de la materialización de la vida y la perdida de valores y tal, dime en qué te basas.    

domingo, 22 de junio de 2014

Tiempo de verdades



"El culo la Mariló. Eso sí que mueve el mundo, chacho..". Efectivamente, Jacobo, por mucho que se me solivianten las exmiembras del gobierno Zapatero, lo que hay es lo que hay. No hay prueba más fehaciente de que un tipo, o tipa, está muerto/a que si muestra indiferencia cuando un buen culo pasa por delante de sus narices. Tú ya puedes disimular yendo a los museos a ver obras de arte que todos sabemos donde realmente se puede experimentar esa sensación que la gente fina ha dado en llamar placer estético. Por eso era que Nietzsche, que era lo suficientemente libre como para ir a cara descubierta, decía que si entraba en un museo sólo podía pensar en la bueno que debía estar haciendo en la calle. Lo bueno que hacía, o sea, los culos que se paseaban por allí y él se estaba perdiendo por querer dárselas de culto. 

Esto de las verdades al descubierto es una cosa que suscita en el populacho violentas reacciones. La incultura, claro, no es otra cosa que sumisión a las convenciones, los tópicos y, en definitiva, las mentiras. Es decir, no soportar mirarse en los espejos correctamente pulidos y que, por tanto, nos devuelven la imagen de lo que realmente somos. Pero da igual lo que el populacho rezume, al final la verdad siempre acaba por abrirse camino. Camino en el que, a modo de orientación, han ido quedando hitos que fueron en su momento piedras de escándalo para ir convirtiéndose con el tiempo en lugares para la reflexión y, a la postre, motores de avance en el propio reconocimiento. Les voy a señalar algunos de esos hitos para que no digan que me lo invento todo. 

Sirvan de indicio la foto que les muestro y lo que les he contado de Nietzsche. Pero es que ya va para tres siglos que un tal Jonathan Swift la montó parda cuando, con motivo de una terrible hambruna que asolaba la paradisiaca isla de Irlanda, hizo una "humilde proposición". Si los niños abandonados en las calles se morían a miles por qué no usarlos antes como alimento para evitar que también se muriesen los adultos que son los que, como todo el mundo sabe, están capacitados para hacer nuevos niños y, así, reponer la despensa. Pues bien, la gente se lo tomó fatal, pero la realidad fue que a partir de entonces las personas medianamente civilizadas se lo pensaron mucho más lo de tener hijos antes de disponer de los medios para mantenerlos adecuadamente. 

Bueno, como no quiero aburrirles con la historia voy a limitarme a señalarles dos perlas que acabo de ver hoy mismo en los periódicos. Una: un político italiano ha dicho: "si una madre no logra ver que su hijo se droga, debería suicidarse". Como era de esperar la reacción de la chusma ha sido desmesurada y al político en cuestión no le ha quedado más remedio que dimitir. Pero la amarga medicina está tragada y antes o después hará su efecto en donde el embotamiento cerebral no haya llegado a su límite letal. Porque es una verdad incuestionable: los padres que no se quieren dar cuenta de que sus hijos se drogan están contrayendo una deuda imposible de pagar con la sociedad. Por así decirlo, están desahuciados de antemano. Mejor que desaparezcan. 

Dos: un profesor de Egipto pide asesinar a los niños sin hogar para "limpiar las calles". Sin duda es una boutade, pero es que esa es la única salida que le queda a la gente inteligente cuando ya se han agotado todas las vías racionales. Las calles de El Cairo, y de multitud de ciudades, están repletas de niños sin hogar, es decir, un verdadero vivero de futura delincuencia y malestar social en general. Y, sí, vienen a veces las ONGs con su corazón de oro a poner el apósito sobre la herida infectada y, después, si te he visto no me acuerdo. La infección por debajo lo putrefacciona todo y al final la única solución es el estallido. ¿Han visto ustedes alguna vez como quedan los alrededores cuando estalla un absceso? ¡Époustouflante

En fin, para qué seguir si todo el mundo sabe de qué va el rollo.  

sábado, 21 de junio de 2014

Taranná



Una vez una vecina del pueblo le dijo a mi madre que mi hermano tenía el porte del hijo de un labriego. Fue difícil saber a qué se refería la señora, lo cual dio lugar a no pocos esfuerzos de decodificación del mensaje que en el fondo no demostraban otra cosa que el gusto familiar por la semántica lingüística de las de andar por casa. El caso es que el que se ha criado en tal ambiente es difícil que se cure por siempre jamás de andar buscándole tres pies al gato a nada que se le coloque cualquier signo, señal, mensaje o como le quieran decir, delante de los ojos o dentro de los oídos. Puede llegar a ser, se lo aseguro, extenuante y manifiestamente estéril, pero, también, fuente de entretenimiento inagotable e incluso de placer estético ocasional. En fin. 

Me acordé ayer de lo del porte del hijo de un labriego al ver la foto de ese torero tuerto paseando por el salón del trono del Palacio Real. Según mi visión de la jugada es prácticamente imposible que haya en el mundo alguien capaz de lucir el terno con semejante elegancia. El entrenamiento del paseillo, supongo. No falta detalle. Incluso los picos del pañuelo blanco en el bolsillo superior de la chaqueta. Yo creía que eso ya era cosa de los anales, de cuando estudiábamos en Valladolid y lo del traje, pañuelo incluido, era cosa sobre todo, precisamente, de los hijos de los labriegos y, por razones diferentes, de algún vasco de Bilbao. O sea, los únicos que se resistían a la vulgaridad americana que, vía las sesiones dobles de cine, empezaba a corroernos el espíritu y cambiar nuestros hábitos indumentarios. Al fin y al cabo, por aquellos años ya había muerto James Dean y el mito de sus cazadoras y t-shirts, nikis que le decíamos aquí, empezaba a imperar por doquier. En cualquier caso, el uso de la corbata se estaba retirando en desbandada que es que ya costaba verla hasta en los paseos dominicales por la calle Santiago.  

Sabida es de sobra por los que me conocen mi poca simpatía por la fiesta de los toros. Pienso que los cojones merece la pena tenerlos para cosas más prácticas que ¡anda que no! las hay a montones y las dejamos de lado por pura cobardía, o desidia, que para el caso es igual. Sin embargo, no me duelen prendas reconocer que hay algo por lo que ese mundo me suscita cierta curiosidad. Supongo que es la liturgia. Una liturgia estudiada, meticulosa, que convierte el peligroso sacrificio del toro en un espectáculo en el que algunos quieren ver simbologías de lo primigenio. Mandangas en definitiva a las que la proximidad de la muerte presta una innegable respetabilidad de la que el torero es beneficiario. 

Anyway, a lo que iba, ¿por que había tantos toreros, hijos de labriego o no, en la recepción real del otro día? Se dijo que asistirían las personalidades sobresalientes de la patria y, no sé, pero, por lo menos, de los que los medios se han hecho eco ha sido de toreros, faranduleros, presentadores, deportistas, algún empresario... del mundo científico, universitario y tal, o sea, de los que en definitiva tiran del carro, ni la muestra. ¿Es ésta una muestra del taranná que Felipe y Leticia pretenden dar a su reinado? Me gustaría que no, pero me temo que sí. Porque es que se diría que no hay secreto que más empeño ponga el poder en guardar que el de quienes son, como digo, los que realmente tiran del carro. Es como si se pensase que prestigiar el esfuerzo intelectual y el saber científico llevase inevitablemente aparejado la humillación de los menestrales. En fin, comprendo que hay espacios para las masas iletradas, como el del otro día, y otros para las élites intelectuales que seguro no obviarán los nuevos reyes. Pero, en mi opinión, que no por humilde deja de ser bastante sabia como todos ustedes saben, lo que este país necesita más que el comer es dedicar todos esos actos de alto simbolismo popular a prestigiar el saber por medio de la exaltación de las personas que le encarnan. No sé, a lo mejor el otro día hubo muchos científicos y filósofos entre los invitados al ágape real, pero, desde luego, a juzgar por medios, han pasado totalmente desapercibidos.  

viernes, 20 de junio de 2014

Por bulerías



Las palmas por bulerías, si no has nacido gitano, es cosa que requiere mucha concentración. Bueno, no quiero complicarles la vida, pero unas nociones elementales sí que les voy a dar para que puedan salir de apuros si un día van por esos mundos de dios y alguien les pone en un brete al enterarse de que son españoles. Miren, el ritmo elemental de flamenco es el compás de 12 tiempos que marca como les señalo a continuación:

1  2   4  5  6 7  8 9  10  11  12

Sobre este esquema básico caben todas las variaciones del mundo, ya sea con uno ya sea con dos palmeros, consiguiendo por lo general efectos sorprendentes que nunca impedirán al entendido saber si se trata de una soleá, de una alegría o de una bulería. Soleá para empezar, alegrías por el medio, y bulería para terminar. Porque es que la fiesta flamenca es un ritual que aspira a arrastar al espíritu por medio de una sabia sucesión de palos desde la introspección hacia la alegría para terminar en el puro cachondeo. Ni que decir tiene que por el medio se mete de todo, desde los palos de ida y vuelta hasta la desgarrada seguidilla, pasando por la ceniza petenera o la melancólica farruca gallega por no hablar de los tangos, tanguillos y tientos... todos los estados de ánimo, se puede asegurar, tienen su palo de enganche para que nadie quede descolgado y pueda llegar a ese estado final de comunión generalizada en el puro jolgorio.  

Es curioso porque siendo como es el flamenco cosa de tanta enjundia, digamos para ser tibios que, cuando aquellos maravillosos años, fue ignorado cuando no considerado cutre por los círculos que se autoconsideraban como regeneracionistas. España, ciertamente, necesitaba regenerarse culturalmente en muchos aspectos, pero ensalzar el jazz hasta las alturas celestiales a costa de denigrar el flamenco no creo que fuese ni mucho menos la mejor idea. Luego llegaron Lucía y Camarón y la cosa cambió un tanto, pero los puros, los pobres, siguieron considerando que seguía oliendo a franquismo o cosa por el estilo. Pura estulticia y desconocimiento absoluto. Ellos se lo perdieron... lo mismo que se estaban perdiendo el jazz para cuya comprensión, por mucho que disimulasen, estaban completamente incapacitados. 

Afortunadamente hoy día sólo los más necios le niegan valor al flamenco. Porque no sólo es su riqueza histórica es, también, su fulgurante presente. Por así decirlo, no tiene España mejor embajador que el flamenco. Se puede asegurar que no hay ciudad en el mundo de tamaño medio-bajo para arriba que no tenga su peña flamenca. Sólo en Japón hay unas treinta y tantas mil. Imagínense lo que todo eso significa en términos de las prosaicas divisas. Cada vez que regresa de una gira un Habichuela o un Tomatito se trae un taco de dólares en el bolsillo que para sí le quisiera el mismísimo presidente de la mayor empresa del país. En fin, el que quiera que se entere y el que no, allá cuidados. 

Anyway, la cosa parece que está pitando tanto que los recalcitrantes han comprendido que o pasan por el aro o se van a perder lo mejor de la fiesta. Fíjense como será que hasta los señores de la foto, con gran repugnancia en sus corazones, eso sí, han decidido aprender a palmear por bulerías so pena de ver como se encoge su ya de por sí muy mermada piel de zapa. ¡Tanto pedir!

jueves, 19 de junio de 2014

Acojonante



Podría haber dicho astonishing, pero creo que al caso le va mejor la malsonancia y por eso digo acojonante. Porque no otra cosa me parece que es la siguiente información: "La Consejería de Educación del Principado de Asturias blindará la enseñanza del bable, la lengua asturiana (o en su defecto de la literatura y cultura asturiana) en detrimento de otro segundo idioma, con el fin de proteger la 'llingua' y neutralizar "los efectos nocivos de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa)". Por supuesto que la idea parte de un político socialista, o sea, uno de esos que, sin solución de continuidad, han pasado del "Workers of the world, unite!al "preservar la identidad regional y que los alumnos de primaria conozcan el territorio y las raíces en las que viven". Una tres jolie evolución en definitiva. 

Allí, por los primeros setenta, pasé tres años en Asturias trabajando en un hospital para mineros. Para aquellos años era bastante puntero y, todo hay que decirlo, no gracias a la parte asturiana del staff que el Ministerio de Sanidad había colocado allí por razones políticas sino al puñado de profesionales formados allende las fronteras que por aquel entonces comenzaban a regresar. Pronto se vio en qué consistía todo aquello: unos defendían las esencias y otros ponían el conocimiento. Por lo demás, los que ponían el conocimiento se lo pasaban pipa haciendo chistes a costa de los que defendían las esencias y eso fue precisamente, el humor, lo que permitió que el volcán no entrase en erupción. Porque es que, si te tomas en serio a los de las esencias, ¡madre mía!, se te llevan los demonios a nada que tengas dos dedos de frente. 

El caso es que en la Asturias de aquellos años ya se notaba la decadencia que venía. Todo el mundo sabía que la minería y la siderurgia eran un lastre subvencionado que no podía durar. Por otro lado, bellezas naturales aparte, tan subjetivo ello, lo que más nos llamaba la atención a los de afuera era la degradación ambiental. A nadie parecía importarle aquellos cielos permanentemente grises ni aquellos ríos negros. Y sí, las clases populares decían "ye" en vez de "es" y "o vas o" en vez de "dónde vas". Eso era todo el bable que conseguí escuchar en aquellos años, por más que los pijoprogres del momento ya fuesen en peregrinación a "Xuan de la Tuca", un restaurante de los de todo natural que había por la parte de Pravia y que tenía las paredes cubiertas con versos escritos en lo que decían era bable. 

Anyway, a mí lo que realmente me maravilla es lo que podríamos llamar la incoherente coherencia de los socialistas, es decir, de los hijos de aquellos pijoprogres que peregrinaban a "Xuan de la Tuca". Por lo que yo conozco, siempre estuvo en el ánimo de esa gente acortar las distancias entre las clases sociales no por otro medio que el de la educación. Una buena escuela pública que no desmereciese a la privada. Y de hecho, parecía que se iba por el buen camino al respecto. Hasta que llegó Pujol y mandó parar. Las clases populares, dijo, que se encarguen de las raíces. De lo de las alas no hay que preocuparse porque, por su propia naturaleza, siempre ha sido cosa de señoritos. Y así han quedado las cosas, al parecer, para siempre jamás. Los hijos de las clases populares a aprender divirtiéndose y los de las clases pudientes sacrificándose. Los papeles están repartidos: albañiles y camareros por un lado; ingenieros y ejecutivos por otro. Los épsilons y los alfas. De alguna manera, la vuelta a la Edad Media de la mano de los pijoprogres. 

En fin, perdonen la digresión, pero es que la traca socialista...  

martes, 17 de junio de 2014

Virginidad primigenia



Apartados del mundo. Alejados de la sociedad. Siguiendo sus tradiciones. Así quieren vivir los pueblos indígenas, un estilo que se está viendo amenazado por los intereses económicos de grandes empresas y gobiernos. Te presentamos nueve tribus que están en riesgo según  Survival, una organización que lucha por defender los derechos de las tribus:
 
Masáis. Una tribu con tradiciones milenarias... entre las que  destaca su rara habilidad en el manejo de las aplicaciones iphone 5, añado yo, que lo sé de buena tinta.  

¡Vaya por Dios, los intereses económicos de grandes empresas y gobiernos otra vez! No, si ya digo, donde esté un mundo sin intereses en general y los económicos en particular que se quite todo lo demás. Así es que si desapareciesen los intereses y no digo ya las grandes empresas y los gobiernos volveríamos a ese estado de virginidad primigenia en el que todo sería felicidad si no fuese porque nos han quitado el iphone 5. 

Este es un tema que se suele discutir en las sobremesas cuando a causa de tener la mente obnubilada por los vapores del nitrógeno alguien se pone a contar sus viajes exóticos. Convendría mandar médicos y maestros a esas tribus, dice alguien, para librarles de la barbarie. ¡Horror!, contestan los otros, ¿con que derecho...? Si, pero los turistas ya están allí, interrumpo yo. 

La verdad es que las personas ociosas, y más si han bebido, suelen debatir los temas haciendo caso omiso del factor inevitabilidad. Que todos esos salvajes acaben en cuatro días usando las aplicaciones del iphone 5 es tan inevitable como lo fue el que siendo mi tatarabuelo analfabeto yo sea un experto en Shakespeare. Phyisics work, que diría Walter Lewing: pones en contacto dos cuerpos con diferente temperatura e, inevitablemente, al cabo de un rato los dos tienen la misma.  

Así quieren vivir los pueblos indígenas, siguiendo sus tradiciones, dice el articulista que seguro que en el fondo de su corazón es un nacionalista vasco, catalán o de cualquier nación sin Estado y por eso les comprende tan bien y sabe exactamente lo que quieren. El calor de tribu como fuente de felicidad. Aquella añorada edad de oro que decía Don Quixote en el que todo el territorio era una pura Santillana, pero sin turistas. Y con iphone 5, por supuesto.    
  

Zonas húmedas



A mi modesto entender, José María Aznar fue un Presidente nefasto. Ya de aperitivo envió al ostracismo a Vidal Cuadras destruyendo así de una tacada la incipiente y con más posibilidades de cuajar, red de resistencia al nacionalismo secesionista catalán. Dicen que Pujol le pidió esa cabeza como condición para dar su apoyo a la investidura. Vete a saber como sería aquello, pero las consecuencias de aquella defenestración fueron, si me apuran, mucho más letales que la majadería de Zapatero prometiendo el oro y el moro desde el balcón del Palacio de la Generalidad. Después, Aznar, puso sobre el caballo inmobiliario, que ya venía desbocado de los últimos tiempos de Felipe Gonzalez, a Rato, un bon vivant a todas luces poco preparado que no hizo otra cosa que fuetear al caballo para que corriese más al ser posible. Claro, la impresión que daba todo aquello era esplendorosa y la gente se lo tragó y le volvió a votar con mayoría absoluta y el tío se creyó lo que no era y empezó a dar los típicos signos de soberbia de aquellos a los que les viene grande el cargo y son incapaces de reconocerlo. La antipatía y estulticia de las que hizo gala fueron proverbiales y los resultados de sus prepotencias cuanto menos controvertidos por no decir francamente detestables. Su afán de notoriedad hizo que España alcanzase una preponderancia mediática en lo de la Guerra de Irak que no se correspondía con el papel bélico que jugaba, por lo demás, mínimo como el de la mayoría de los otros treinta y tantos países que enviaron allí tropas. También hay que decir, para contrabalancear, que estuvo muy bien en lo de quitar de las manos de los nacionalistas vascos el BBVA  y en lo de desproveer a las matrículas de los coches de una identidad regional. Supongo que haría más cosas bien, pero esas dos, altamente benéficas, vinieron para quedarse y a la vista están los resultados. 

El caso es que Aznar dijo que sólo iba a quedarse dos mandatos, lo que creo es algo que hay que agradecerle, y preparó a Rajoy para que le sucediese tras la elecciones que parecían ya ganadas dado lo bonito que todo lucía a causa del caballo desbocado, pero paso lo que paso, lo de los atentados islamistas y los socialistas vieron a la que pintan calva y en su inmensa miseria moral dijeron que los muertos había que echarlos sobre las espaldas de Aznar por haber mandado tropas a Irak. Y el populacho tragó igual que había tragado pero al réves cuando Aznar culpó a Felipe Gonzalez de terrorismo de Estado por lo de los GAL. Poco que echarse en cara, en definitiva, los unos a los otros en lo que hace, ya digo, a miseria moral. Anyway, caprichos de la historia, Zapatero ganó las elecciones y comenzó lo que in my opinion ha sido el episodio más deprimente por chusco de todo lo que yo recuerdo haber vivido. 

Zapatero fue providencial en cierto modo. Sin su mandato nunca nos hubiésemos enterado de lo peligroso que puede llegar a ser que nos organicen la vida las personas que utilizan su ocio para tomar vinos por las zonas húmedas de las ciudades de provincias. Gente con unos buenos sentimientos que se los pisan, que saben de todo sin haber estudiado de nada, que están a favor de que todo se reparta porque el que tiene más que los otros es, sencillamente, porque lo ha robado y el que ha ganado una oposición a notarías, un suponer, es un cretino hijo de puta con licencia para esquilmar. Bueno, todo por ese estilo y que nadie se lo discuta porque es la religión de esa secta de fracasados incapaces de reconocerse como tal, que no otra cosa es, no nos engañemos, ser de izquierdas.  

Así ha sido que una de las mejores cabezas de la patria, la de Miquel Porta Perales, azote donde les haya de nacionalistas, ha creído necesario  dejar constancia para aviso de incautos de la secuencia de majaderías que fueron los siete años del mandato Zapatero. Lo titula "La orquesta rosa. Letra y música del pensamiento de izquierdas". Aquí les dejo un botón de muestra para que abran boca:

Ahí está la irresistible ascensión del pacifismo, del multiculturalismo, del relativismo, del cuestionamiento de la nación española o del resquebrajamiento del Estado. Ahí están –genuina aportación española a la enciclopedia de las curiosidades y disparates de lo políticamente correcto– el 'buenismo', el diálogo a cualquier precio, la Alianza de Civilizaciones, el retroprogresismo ecologista, el fundamentalismo feminista o el educacionismo 
analfabetizador de un gobierno socialista que no fue consciente del mundo en que vivía. Ahí está ese percibir el mundo al revés –de color rosa– del socialismo español, que nos ha llevado a la situación que nos encontramos. Así las cosas, para que España y los españoles sobrepasen la encrucijada en que se encuentran, resulta imprescindible superar la herencia recibida del septenio rosa-socialista que transcurre entre 2004 y 2011.”

En fin, lo pasado pasado esta y sólo nos queda rezar para que tarde en volver lo más posible. ¡Que no vuelvan a mandar en mucho tiempo los que toman vinos por las zonas húmedas de las ciudades de provincias, por favor!

lunes, 16 de junio de 2014

Harry el segundón


 

Todos quieren a Harry el segundón. Sus abuelos, su hermano, su cuñada, sus tíos, se ve de lejos que le adoran. Su padre, que según Sostres es el tipo más elegante del mundo, con sus trajes cruzados y tal, ni aparece en la foto, el pobre, seguramente por ser animalista, ecologista y todas esas militancias que, francamente, si a nadie enaltecen no te digo ya a alguien que pretende ser rey. Su madre, seguro, no se lo perdona y por eso ni le pone en la foto ni se muere ni abdica. Anyway, Harry y su hemano mayor, el futuro rey William, parece ser que ya le tienen matado y bien matado tiempo ha. ¡Con todo lo que eso facilita la vida! Seguramente les ayudó mucho en esa ardua tarea su madre Diana-Medea que, fiel al mito, hizo de las suyas en la visión de sus hijos para que no se apercibiesen de esa elegancia que dice Sostres. En fin, los típicos líos de todas las familias desde los tiempos de los argonautas para acá. 

El caso es que Harry está en el centro de la foto por méritos propios. Porque es que, ya saben, al segundón nadie le regala nada. Las medallas se las tiene que ganar matando talibanes o cosa de envergadura por el estilo. Pero el no le da importancia y dice que es como un videojuego para que se indignen los necios. Porque Harry sabe que pocas cosas dan tanto prestigio entre los cuerdos como saber indignar a los necios y sólo a los necios. Es marchamo de libertad y también de inteligencia. Y luego, para rematar, porque lo valiente no quita lo cortés, se mete en pelotas en el yacuzzi rodeado de tías buenas. Y entonces, ya, es el delirio. Su prestigio le trasciende y redora más si cabe los blasones familiares y, también, por qué no, los de la patria. 

Yo es que veo esa foto y me lo explico todo. Cada cual representando su papel sin que se aprecie el menor atisbo de artificiosidad. Sencillamente, el saber que están en el escaparate, haciendo pedagogía, no les impide divertirse con las travesuras de Harry. Es como si en el Olimpo estuviesen celebrando a Hermes por los servicios prestados que son muchos y muy importantes a efectos de consolidar el chiringuito. El chiringuito de la monarquía. 

Les seré franco, aunque si en estos momentos España fuese una república sería partidario de no mover un dedo para convertirla en monarquía, eso no quita para que si me diesen a escoger creo que optaría por la monarquía. Y les diré el porqué: por la misma razón que prefiero el paganismo al monoteismo. Prefiero un conglomerado de arquetipos encarnando con sus fortalezas y flaquezas todas las posibles formas de ser humano que no un dios infinitamente poderoso, sabio, justo, principio y fin de todas las cosas, etc., etc., que es algo que cualquiera con dos dedos de frente sabe perfectamente que es imposible que exista. En definitiva, es cuestión de esa función primordial del poder que es la pedagogía de los valores. Si empiezas por demonizar todos los relativos al lado oscuro de la vida como hace el monoteismo estamos apañaos... a la que te descuidas te salen talibanes por todas las esquinas. Mejor enseñarlo todo, el luminoso y el oscuro, en acción con sus consecuencias como hacen los dioses del Olimpo, o la familia real británica, para que el personal saque sus propias conclusiones y sepa a que atenerse. En fin. 

viernes, 13 de junio de 2014

Ventosidades redentoras




¡Te das queen! Ha sido maravilloso. Anoche le metieron cinco a "la roja". Lástima que fuesen los calvinistas de Holanda. Tenían que haber sido los animistas de Camerún o cosa por el estilo para que la ventosidad hubiese sido perfecta. Ahora sólo necesitamos que los esfínteres no se cierren y que en dos o tres embates más quedemos limpios de toda la flatulencia acumulada a golpe de victorias trascendentales. Porque es que esto ya no había mente sana que lo pudiese resistir. La roja, Nadal, Nosequién... ¡lo ganamos todo, macho! Menos lo de PISA, claro, que eso es otro cantar. 

Supongo que el mundo siempre ha sido así y que nunca va a cambiar al respecto. Y seguramente es bueno que así sea. Tener un tótem alrededor del cual baila la tribu. Ya se sabe que mientras se baila todo encaja en la cabeza y allá cuidados. La roja, Iker Casillas, Sara Carbonero, su padre el ludópata... cómo hubiésemos podido soportar la crisis sin esa música.

Y yo con esta fobia social que me impide acudir al baile. Que me obliga a sentirme siempre y en todo lugar individuo. Hay que padecerlo para saber lo que es eso... y, bueno, también gozarlo cuando, como digo, una ventosidad gigante manda a todos a su casa y empiezas a sentirte uno entre los tuyos sin dejar de ser tú.

En fin, a ver si hay suerte y cosechamos unas cuantas derrotas seguidas so pena de quedarnos sin adjetivos estratosféricos, que es que ya estábamos necesitados de un concurso de ideas para ver que más alabanzas podíamos cantar de nuestros héroes del músculo.   

Cocidito madrileño


El otro día iba en el metro escuchando la conversación de unos jóvenes. Los jóvenes, qué duda cabe, pierden mucho tiempo en su permanente intento de compartir fluidos, pero entre frustración y frustración, de vez en cuando, se pasan información valiosa que, a la postre, es la que hace que el mundo siga su imparable avance hacia nadie sabe donde. El caso es que uno de ellos contaba que el pasado fin de semana había ido y vuelto de Málaga por 40 euros. Y les daba la dirección de la página web en la que cualquiera puede encontrar chollos semejantes. Supongo que la cosa habrá empezado de una forma inocente: tú, por lo que sea, tienes que ir, pongamos, a Pernanbuco, entonces piensas que en coche se te puede hacer aburrido y caro, pero si anuncias tu viaje en esa página es muy probable que encuentres compañía y que, incluso, la gasolina te salga gratis. Después, alguien habrá pensado, leches, yo con esto me puedo ganar la vida. Llevo a cuatro hasta Málaga que son 160 del ala y me quedan limpios de polvo y paja 80. No está nada mal. Claro, es fácil comprender que a los que viven de traer y llevar gente de aquí para allá no les guste un pelo la existencia de esas páginas y que incluso pongan el grito en el cielo acusándolas de competencia desleal y no sé cuantas cosas más con lo que lo único que consiguen es que cada vez más gente se entere de la existencia de esas páginas y que la bola crezca. 

La bola crece y unos americanos de San Francisco lanzan una aplicación para el móvil que se descarga gratis y que convierte el juego en cosa de niños. Sales del teatro, das a la aplicación, y en menos de lo que lo piensas ya tienes allí un tipo que te lleva a donde quieras por la mitad que un taxi. Imagínense, los taxistas, el paradigma de los gremios. Cuesta mucho entrar allí, pero una vez dentro... de por vida. "Hijo, tú algo seguro", como solían decir los padres a los hijos hasta hace cuatro días. Y si no servías para hacer una oposición, pues, ale, para taxista. Se ponían todos, o una buena parte, de los ahorros familiares para comprar una licencia y, a partir de ahí, a pasarse los días recorriendo las calles de la ciudad al ritmo de los comentarios de Jiménez Losantos o Iñaky Gabilondo, que lo de tener algo seguro no conlleva necesariamente una adscripción ideológica determinada. 

En definitiva, que ya le llegó el turno al sector del trasporte. Uno a uno van cayendo todos. Dentro de tres días serán las farmacias que, por lo demás, ya andan bastante pachuchas. El pequeño comercio, ni te digo. La medicina, salvo para la cirugía, no veo impedimento alguno para consultar, via skype, con un médico indio por cuatro rupias. Igual que se hace con las clases de matemáticas. Bueno, el sunami numérico se lo va llevando todo por delante para dejarlo totalmente trastocado unos cuantos años más allá. Imposible predecir. 

Así que, una de dos opciones, o aprendes a surfear esa gigantesca ola o te dedicas a esperar a que llegue hasta ti y te arrase. Porque, por muchas ilusiones que te hagas, no hay condición que esté a salvo. Incluidos, por supuesto, los pensionistas. No sé cómo ni por donde, pero conviene estar en guardia porque lo que es seguro es que la ola llegará y si no has aprendido a mantenerte sobre la tabla... olvídate ya del cocidito madrileño. 

miércoles, 11 de junio de 2014

El reverso de la medalla




Cuando tenía diez años estaba interno en un colegio que entre sus rutinas incluía la de llevarnos cada dos domingos a los Campos de Sport a ver jugar al equipo local que a la sazón competía en la primera división. Yo, la verdad, no recuerdo haber sufrido o gozado porque perdiera o ganara el equipo en cuestión, pero sí que aquello me agradaba porque allí coincidía con mi padre y mi tío que a buen seguro acudían al evento más que nada por ver a sus hijos. A los once años ya me habían sacado del internado y puesto a pupilaje en casa de unas señoras de Peñafiel que se llamaban Primitiva y Germana. Así fue que a partir de esa edad ya nunca más acudí a un campo de fútbol ni, ni siquiera, fui capaz de aguantar cuando me lo propuse más de diez minutos viendo un partido por televisión. Mi realidad al respecto es que contemplar cualquiera que sea el deporte de competición es un pestiñazo que amenaza con matarme de aburrimiento. Porque es que no le encuentro la enjundia por ningún lado. Y no es que me vaya a poner ahora a negar que la tenga, ni nada por el estilo, pero es que yo no se la encuentro. Me parece que ese tipo de competiciones más que nada están basadas en la resistencia física a la que luego se le añade una habilidad de poca monta. En fin, es sólo mi opinión y vete tú a saber si un día cualquiera, por lo que sea, la cambio por otra que es exactamente la contraria. 

Viene lo dicho a propósito de haber estado ayer un rato viendo un programa titulado "el reverso de la medalla". Por lo visto está a punto de celebrarse en Brasil un evento deportivo importante y con tal motivo las emisoras están que echan humo por aquello de que caldear el ambiente, o crear un clima como también se dice, para ayudar a los indecisos a sumarse a la fiesta so pena de exclusión social... que tampoco es mala cosa según como se mire. El reverso de la medalla, es decir, el lado oscuro de todos esos oropeles que mantienen al personal fuera de sí mientras dura el festejo. Para que se hagan una idea basta con que se enteren de que cada deportista de élite recibe el soporte de veinticuatro tipos diferentes de profesionales, o sea, unas cien personas o así que, resumiendo un poco, no tienen otra función que la de hacer que el ego del susodicho se eleve hasta alturas celestiales. Y ahí está el meollo de la cuestión y la gravedad del asunto, que tan pronto bajan los rendimiento del diosecillo las cien personas se retiran de golpe sin que les importe un rábano el batacazo que el tal irremisiblemente se pega al aterrizar. Todo ello, en definitiva, no es otra cosa que la más cruel de las perversiones en aras de mantener la industria que se encarga de intoxicar a las masas con identidad, pertenencia y demás mandangas flatulentas. Claro, me dirán, y con razón, mejor así que con guerras. 

El caso es que el mentado programa no era otra cosa que una sucesión de relatos por parte de las víctimas del descenso de los cielos de la fama y adulación sin límites a los infiernos de la nada. Cada cual lo llevaba a su manera, pero, en cualquier caso, secuelas físicas aparte, el porcentaje de afectados psíquicos era abrumador. Pobres Undargarines, con muchísima cancha y muy poca aula, que no les queda más destino, en el mejor de los casos, que el de pulpo en un garaje. Gente que no sirve para nada porque para nada serio se han preparado y, eso, a una edad relativamente temprana... y con bastante dinero en el bolsillo que no es raro que se vaya en droga, juego, etc., etc.. Un verdadero drama, cuando no tragedia. 

Concluiré diciendo que tengo un nieto que según me cuentan es bastante bueno jugando al fútbol. Ello, de momento, le proporciona ciertos réditos dentro de la pequeña comunidad de su colegio. Personalmente, rezo todos los días para que la cosa no vaya  a más y al final todo quede en una habilidad de las que favorecen la amistad y la buena forma física. Y pluguiera al cielo que nunca más ningún niño fuera desviado de las aulas a las canchas por habérsele detectado determinadas cualidades físicas fuera de lo común. Porque, en realidad, lo que se suele hacer con esos niños so capa de labrarles un brillante porvenir es cortarles, con perdón, los cojones como hasta hace bien poco se hacía con los niños que tenían la desgracia de nacer con una bonita voz. 

Por lo demás, ¡que disfruten el mundial! Las calles van a estar deliciosas para salir a pasear.  

lunes, 9 de junio de 2014

Panfletismo turístico



Estoy acostumbrado a que se me recrimine una supuesta falta de sensibilidad. Que no sé apreciar un bello paisaje, una comida refinada, por no hablar de una ópera que, eso sí, se me abren las carnes de sólo pensar que me la tengo que tragar. Yo, la verdad, le quito toda importancia a esas etiquetas que se basan en simples impresiones. De hecho, para mis adentros pienso lo que el clásico dijo de aquellos que se desgañitaban defendiendo sus razones: dejadles que tengan razón, o sensibilidad, ya que no pueden tener otra cosa. 

El caso es que el otro día, como tantos otros, salí a escampar la boira por los campos que tengo aquí, al lado de casa. En un momento determinado levanté la vista de mis pensamientos y ante lo que vi no pude sino exclamar: ¡leches, qué azul! Al instante me recordó al color de los ríos de la India y Bangladesh que tienen sus riberas trufadas de fábricas de pantalones vaqueros. Afortunadamente lo de aquí era, supongo, debido a esa transparencia del aire propia de los días que  el viento  sopla del sur. Bonito en cualquier caso y, como uno en estos tiempos que corren siempre va por ahí en plan Mr. Gadget, pues, entonces, cogí, agarré y tiré una foto. Bueno, no es que me haya quedado como el original, pero, según y como se mire, incluso podría servir como foto señuelo para un folleto turístico. 

Porque el caso es que lo de la sensibilidad tiene sus perendengues ya que para tenerla suele ser necesario saber dirigir la vista hacia el lugar preciso de la belleza haciendo abstracción de todo lo que la rodea. En el caso señalado por la foto de arriba, estaba rodeado por lugares como el que les muestro en esta otra:



Nunca mejor dicho que para muestra basta un botón. El botón de la cámara fotográfica, que ya ni es cámara ni tiene botón. Pero sigue sirviendo para embaucar a los sensibles que todo es ver la foto de arriba y pensar: yo quiero ver eso al natural. Y cogen, agarran su buga y en tris-tras están allí viendo como se aburre el caballo en medio del estercolero. En fin, triste sino el de que no sabe apartar la vista de donde no conviene mirar.