sábado, 28 de junio de 2014

Épanouissement

A dónde van y de dónde vienen todos estos



Se lo diré: van a y vienen de, aquí 



Es el lógico resultado del épanouisement de una sociedad. 

Estaba toda esa gente cuando yo era chaval, hace cuatro días como quien dice, utilizando sus propios excrementos para el abonado de los cultivos comunitarios. Y no por nada sino porque ese era uno de los preceptos inviolables que había establecido el Guía Supremo. Así era que cagaban e inmediatamente iban a por una pala para recogerlo y llevarlo a la pila que había en un lugar, algo apartado supongo, de cada pueblo. Ya saben, los comienzos siempre suelen ser humildes.

Cuando yo era chaval y, sobre todo, señorito, era, ahora me doy cuenta, la semilla del mal. Compartía con cuatro gatos el estúpido orgullo de la posesión y disfrute en exclusiva y a diario de las playas salvajes que había a cuarenta kilómetros de casa. Total, cuarenta y cuarenta sólo son ochenta, lo cual, por aquellas carreteras semidesiertas no era nada por comparación al placer del baño, las palas, el sol... y todo lo demás, sobre todo, ya digo, la exclusividad que es, en definitiva, el espoleador por antonomasia de la actividad señoritil. Yo puedo, tu no, y ni se te ocurra intentarlo. 

Pero ahí está el quid de la cuestión, que más temprano que tarde todos lo intentan espoleados por la envidia que les da ver lo bien que se lo está pasando el señorito. Lo intentan y  ils réussissent. ¡Era tan fácil! Lo demás, por añadidura. Economía sostenible que le dicen. A la vista está.

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