jueves, 5 de junio de 2014

Y allá cuidados



Un tipo cualquiera, un experto en la materia según criterio de quién nos trasmite la información, ha dicho que la abdicación de su Majestad el Rey Don Juan Carlos es una chapuza. Supongo que siendo como es un experto en la materia no habrá hablado por hablar. Pero, así, a entender de profano, cuesta mucho encotrarle los tres pies al gato. Uno viene viendo al Rey hace ya tiempo tirando a pachucho y sin visos de posible recuperación y, por otra parte, también ve al Principe desenvolverse con soltura en las funciones propias de su rango, así que, qué cosa más natural que un trapaso de poderes. Y más cuando tales poderes no sobrepasan el ámbito de lo simbólico, que sí, no le vamos a negar su importancia, pero digamos que, en todo caso, importancia intrascendente... que no por otra cosa, su intrascendencia, es que a los símbolos se les pueda aplicar con tanta precisión la doctrina marxista, ya saben, estos son mis símbolos, si no le gustan, aquí tengo estos otros.

Si, una cuestión de mucho rimbomborio, pero que en practicamente nada va a afectar a quienes no estén en la nómina de la institución monárquica. Cuatro gatos en definitiva. Y sin embargo, ya ven, multitudes de personas opinan como si a todos nos fuese algo serio en ello e, incluso, los hay que solicitan con vehemencia que se ponga todo patas arriba por aquello, supongo, de sacar algún provecho personal del río revuelto. Es curioso porque es como si se hubiese instalado entre las multitudes la convicción de que meterse en lo que ni les va ni les viene sólo puede tener resultados baneficiosos y, en cualquier caso, nunca negativos. Una actitud propia de los tontitos catalanes que, otra cosa no, pero a no aprender de sus errores no hay quien les gane. Lo contaba un ilustre viajero inglés que les veía trabajar de sol a sol a causa de tener que pagar al rey el doble de impuestos que el resto de los españoles. Claro, habían sido los únicos que no sólo habían tomado partido sino que además habían tomado el partido equivocado en lo que ni les iba ni les venía.Y eso nunca es en vano. Que ganase un rey u otro, evidentemente, podría afectar a los cortesanos, pero en nada a los campesinos, desde luego. Y sin embargo, como eran tontitos, según calificativo del citado viajero, pues eso, que la cagaron, como se suele decir, y a cotizar por partida doble.

Así es que, in my opinion, pocas cosas serían más importantes desde el punto de vista educativo que enseñar a los alumnos a distinguir entre lo que sí y no les concierne. Y de lo que les concierne, distinguir en qué grado. Porque es que, a tal respecto, existe una confusión generalizada de muy nefastas consecuencias. De hecho, pocos son los que se libran a lo largo de su vida de pagar pesadas cargas tanto por meterse en la que no era su guerra como por no meterse en la que sí lo era. Bien entendido que es mucho más facil equivocase en un caso que en otro porque guerras nuestras hay muy pocas y ajenas a montones.

Asi que, queridos colegas, ojo al parche, porque como dijo Nosequién a su madre, a ti y a mí qué nos va en esto, mujer. Y es que ya se sabe que las madres suelen ser todo corazón que, de todos es conocido, es el órgano que en más líos nos mete. En fin, que no digo yo que todo tenga que ser cabeza, pero si la mayoría... y para corderos asados, Terete y allá cuidados.

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