lunes, 16 de junio de 2014

Harry el segundón


 

Todos quieren a Harry el segundón. Sus abuelos, su hermano, su cuñada, sus tíos, se ve de lejos que le adoran. Su padre, que según Sostres es el tipo más elegante del mundo, con sus trajes cruzados y tal, ni aparece en la foto, el pobre, seguramente por ser animalista, ecologista y todas esas militancias que, francamente, si a nadie enaltecen no te digo ya a alguien que pretende ser rey. Su madre, seguro, no se lo perdona y por eso ni le pone en la foto ni se muere ni abdica. Anyway, Harry y su hemano mayor, el futuro rey William, parece ser que ya le tienen matado y bien matado tiempo ha. ¡Con todo lo que eso facilita la vida! Seguramente les ayudó mucho en esa ardua tarea su madre Diana-Medea que, fiel al mito, hizo de las suyas en la visión de sus hijos para que no se apercibiesen de esa elegancia que dice Sostres. En fin, los típicos líos de todas las familias desde los tiempos de los argonautas para acá. 

El caso es que Harry está en el centro de la foto por méritos propios. Porque es que, ya saben, al segundón nadie le regala nada. Las medallas se las tiene que ganar matando talibanes o cosa de envergadura por el estilo. Pero el no le da importancia y dice que es como un videojuego para que se indignen los necios. Porque Harry sabe que pocas cosas dan tanto prestigio entre los cuerdos como saber indignar a los necios y sólo a los necios. Es marchamo de libertad y también de inteligencia. Y luego, para rematar, porque lo valiente no quita lo cortés, se mete en pelotas en el yacuzzi rodeado de tías buenas. Y entonces, ya, es el delirio. Su prestigio le trasciende y redora más si cabe los blasones familiares y, también, por qué no, los de la patria. 

Yo es que veo esa foto y me lo explico todo. Cada cual representando su papel sin que se aprecie el menor atisbo de artificiosidad. Sencillamente, el saber que están en el escaparate, haciendo pedagogía, no les impide divertirse con las travesuras de Harry. Es como si en el Olimpo estuviesen celebrando a Hermes por los servicios prestados que son muchos y muy importantes a efectos de consolidar el chiringuito. El chiringuito de la monarquía. 

Les seré franco, aunque si en estos momentos España fuese una república sería partidario de no mover un dedo para convertirla en monarquía, eso no quita para que si me diesen a escoger creo que optaría por la monarquía. Y les diré el porqué: por la misma razón que prefiero el paganismo al monoteismo. Prefiero un conglomerado de arquetipos encarnando con sus fortalezas y flaquezas todas las posibles formas de ser humano que no un dios infinitamente poderoso, sabio, justo, principio y fin de todas las cosas, etc., etc., que es algo que cualquiera con dos dedos de frente sabe perfectamente que es imposible que exista. En definitiva, es cuestión de esa función primordial del poder que es la pedagogía de los valores. Si empiezas por demonizar todos los relativos al lado oscuro de la vida como hace el monoteismo estamos apañaos... a la que te descuidas te salen talibanes por todas las esquinas. Mejor enseñarlo todo, el luminoso y el oscuro, en acción con sus consecuencias como hacen los dioses del Olimpo, o la familia real británica, para que el personal saque sus propias conclusiones y sepa a que atenerse. En fin. 

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