El caso es que hay una serie de medios de comunicación, incluidos algunos de tipo hollywoodiense, que tienen perfectamente identificado al malo con gran regocijo, claro está, de todos los pijoprogres del mundo, unídos, ya saben, en la más elaborada estupidez. Buitres, carroñeros, depredadores, como les llaman, son muy útiles siempre y cuando no sobrepasen el ámbito de la naturaleza, o sea, los bosques y tal, pero cuando se meten en el campo de las finanzas son la pura perversión y también, como se dice ahora, lo siguiente. La verdad, no entiendo por qué han escogido esa metáfora, les podrían haber llamado, yo qué sé, Lucifer, Moriarti, Fumanchú, y su pensamiento hubiese sido, no mucho, pero algo más coherente. En fin, ni Dios hizo las margaritas para que las comiesen los cerdos ni mucho menos la comprensión lectora para los cerebros pijoprogres.
El asunto es muy fácil de entender. Hay un gobernante, digamos que peronista por ser los de esta escuela el paradigma de la catástrofe anunciada, que para mantenerse en el poder utiliza el fácil recurso de la deuda. Que baja su popularidad, coge, agarra, pide un préstamo y paga las siguientes rondas. Leñe, dicen los acreedores, este tipo se está pasando de generoso y no va a poder devolvernos el préstamo que le hicimos. Lo mejor va a ser mirar a ver si alguien nos quiere comprar estos bonos de deuda aunque sea por la mitad de su valor. Y siempre hay alguien que pica porque no tiene prisa y piensa que tarde o temprano cobrará. Y entonces hace un seguro por si las moscas. Ya tenemos deuda recomprada y seguro. Dos productos con los que en caso de apuro se puede negociar. Al final, después de mucha compra y venta, son productos en el aire que en teoría no valen nada a no ser que...
Alguien compre ese producto volátil, ese derivado como los llaman, por dos perras. Una empresa, por ejemplo, que es una especie de hombre del frac, pero a lo grande. Porque el hombre del frac, otra cosa no, pero saber de leyes, un huevo. Entonces va el del frac y le dice al peronista: paga tío. Imposible, pive, no tengo un chavo. Vale, tío, entonces declarate en quiebra. Y claro, un Estado no es "Carmina y revienta" que nada le pueden reclamar porque no tiene nada. Un estado puede no tener un chavo, pero tiene un montón de propiedades que se pueden embargar, que para eso están los tribunales internacionales. Y entonces es cuando el peronista va y dice, pero este pive es un carroñero y un depredador y un buitre y todas las demás cosas que sabe que serán absolutamente comprendidas y compartidas por todos los pijoprogres del mundo.
Así es como escriben la historia todos esos articulistas de periódico y directores de cine. El caso es que el político peronista se vaya de rositas porque al fin y al cabo no ha hecho otra cosa que quitar a los ricos para dárselo a los pobres. Y la bola sigue rodando y los pijoprogres tienen tema para seguir dándose la razón en las noches de vino y rosas.
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