jueves, 19 de junio de 2014

Acojonante



Podría haber dicho astonishing, pero creo que al caso le va mejor la malsonancia y por eso digo acojonante. Porque no otra cosa me parece que es la siguiente información: "La Consejería de Educación del Principado de Asturias blindará la enseñanza del bable, la lengua asturiana (o en su defecto de la literatura y cultura asturiana) en detrimento de otro segundo idioma, con el fin de proteger la 'llingua' y neutralizar "los efectos nocivos de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa)". Por supuesto que la idea parte de un político socialista, o sea, uno de esos que, sin solución de continuidad, han pasado del "Workers of the world, unite!al "preservar la identidad regional y que los alumnos de primaria conozcan el territorio y las raíces en las que viven". Una tres jolie evolución en definitiva. 

Allí, por los primeros setenta, pasé tres años en Asturias trabajando en un hospital para mineros. Para aquellos años era bastante puntero y, todo hay que decirlo, no gracias a la parte asturiana del staff que el Ministerio de Sanidad había colocado allí por razones políticas sino al puñado de profesionales formados allende las fronteras que por aquel entonces comenzaban a regresar. Pronto se vio en qué consistía todo aquello: unos defendían las esencias y otros ponían el conocimiento. Por lo demás, los que ponían el conocimiento se lo pasaban pipa haciendo chistes a costa de los que defendían las esencias y eso fue precisamente, el humor, lo que permitió que el volcán no entrase en erupción. Porque es que, si te tomas en serio a los de las esencias, ¡madre mía!, se te llevan los demonios a nada que tengas dos dedos de frente. 

El caso es que en la Asturias de aquellos años ya se notaba la decadencia que venía. Todo el mundo sabía que la minería y la siderurgia eran un lastre subvencionado que no podía durar. Por otro lado, bellezas naturales aparte, tan subjetivo ello, lo que más nos llamaba la atención a los de afuera era la degradación ambiental. A nadie parecía importarle aquellos cielos permanentemente grises ni aquellos ríos negros. Y sí, las clases populares decían "ye" en vez de "es" y "o vas o" en vez de "dónde vas". Eso era todo el bable que conseguí escuchar en aquellos años, por más que los pijoprogres del momento ya fuesen en peregrinación a "Xuan de la Tuca", un restaurante de los de todo natural que había por la parte de Pravia y que tenía las paredes cubiertas con versos escritos en lo que decían era bable. 

Anyway, a mí lo que realmente me maravilla es lo que podríamos llamar la incoherente coherencia de los socialistas, es decir, de los hijos de aquellos pijoprogres que peregrinaban a "Xuan de la Tuca". Por lo que yo conozco, siempre estuvo en el ánimo de esa gente acortar las distancias entre las clases sociales no por otro medio que el de la educación. Una buena escuela pública que no desmereciese a la privada. Y de hecho, parecía que se iba por el buen camino al respecto. Hasta que llegó Pujol y mandó parar. Las clases populares, dijo, que se encarguen de las raíces. De lo de las alas no hay que preocuparse porque, por su propia naturaleza, siempre ha sido cosa de señoritos. Y así han quedado las cosas, al parecer, para siempre jamás. Los hijos de las clases populares a aprender divirtiéndose y los de las clases pudientes sacrificándose. Los papeles están repartidos: albañiles y camareros por un lado; ingenieros y ejecutivos por otro. Los épsilons y los alfas. De alguna manera, la vuelta a la Edad Media de la mano de los pijoprogres. 

En fin, perdonen la digresión, pero es que la traca socialista...  

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