domingo, 29 de junio de 2014

El oficio



No creo que sólo sea porque uno tiene más o menos buena salud y las cosas de la manduca razonablemente resueltas que tienda a ver la realidad del país en el que vivo, si no de color de rosa sí, por lo menos, de una forma bastante esperanzada. 

El caso es que hace unos días se produjo un hecho de cierta trascendencia simbólica que pudiera habernos supuesto un atracón de sentimentalismos baratos y de pésimo gusto, pero no, todo pasó como si en uno de esos países muy al norte hubiese tenido lugar. Ya se habrán dado cuenta de que me estoy refiriendo al traspaso de poderes en la Jefatura del Estado. 

Pues sí, en mi opinión, todo el asunto se ha llevado con una discreción y buen hacer que asombra. Sin duda, y como no puede ser de otra forma, ha sido la obra de gente con oficio. Me ha recordado a cuando allá, por los primeros setenta, vi llegar al Hospital Valdecilla a hacerse cargo del servicio de cirugía cardiaca al Dr. Gomez Durán. Sin despeinarse, entre otras cosas porque era calvo, puso en marcha en cuatro días un servicio modélico que fue espejo en el que sólo los necios no se quisieron mirar. Parecía como si nos estuviese diciendo a todos: ¡es el oficio, estúpidos!

El oficio. Sí señores, el oficio de cualquier cosa importante es algo que no se adquiere socializando por los bares como nos quieren dar a entender algunos. ¿Qu´est-ce que la socialización? Se lo diré en pocas palabras: la forma más fácil de aprender a vivir del cuento. Lo contrario del oficio, en definitiva, que se adquiere a golpe de horas de gabinete y laboratorio. 

Pues sí, ese el secreto de lo bien que ha salido todo, el oficio de la abogada del Estado que ha dirigido la parte técnica y de la propia Reina que, no lo olvidemos, estudio con bastante aprovechamiento las artes de la comunicación. Y el del Rey, que entre otras cosas, tiene la obligación de matar a su padre, tan fácil por otra parte dada la profusión de aficiones horteras de las que hacía gala. 

Esa es la cuestión, que de todo este asunto se podría decir que los "bobos" han ganado por goleada a los "pijoprogres". El estudio y la sencillez han derrotado, quizá por primera vez en este país, a la socialización y la flatulencia -perdón por el pleonasmo-. Creo que es todo un indicio de lo que está por venir: la modernidad de una vez por todas. 

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo en que la gente que manda ahora son gente más preparada y de fiar que los floreritos de Zapatero, y que el gobierno tiene que ser cosa austera y de poca fanfarria. Pero no se cambia de rey todos los años. En las fiestas mayores de algunos pueblos se hace más festejo que en el de la proclamación de Felipe, me parece. A mí me hubiera gustado una misa del Espíritu Santo como Dios manda: con un gran coro y orquesta, música de Bach o Handel y coche de caballos. Si lo hacen en Holanda o en Suecia... qué menos nosotros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También es verdad. Se ve que el horno no estaba para bollos o, también, que alguien con mando en plaza no se lo ha querido tragar.

      Eliminar