La inteligencia
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEid-UZ-ai6s5ME4LizNJlM4t4VbtnP3ULHI7MQjsMYwmmD91B9mRYwQPPlwmcJ6JuFQHon9SQ0-uf2RRfg-LPFdTuEoKMW0gaRX0XJBbO098YyPEpOQJvjg9tsK3RpnTNpb5EM3d917cw/s1600/descarga.jpg)
Cuando lo de Salamina, como todo el mundo sabe, no fue precisamente la superioridad de su armada lo que llevó a los griegos a la victoria. Ni tampoco su arrojo, que también. Fue sobre todo su inteligencia para hacer creer a los persas lo que no era y así conseguir hacerles retirar media flota del campo de batalla. Me acordaba ayer de estas cosas mientras veía un programa a propósito del papel decisivo que tuvieron las matemáticas para la victoria de los aliados sobre los nazis. Porque es que resulta que había en Inglaterra un tipo curioso que a golpe de fórmulas consiguió no sólo descifrar los códigos secretos de los alemanes sino que también, ya de paso, dejó puestos los cimientos para lo que pocos años después habría de ser la mayor revolución quizá de todos los tiempos, la de la informática. Luego, dicen, que harto de que las autoridades le diesen por el saco a causa de su homosexualidad se comió media manzana impregnada en cianuro. La otra media quedó sobre la mesilla de noche y a ella es debido, dicen, que el logotipo de la mayor empresa del mundo en estos momentos sea como es. Ya digo, dicen, porque cuando los hechos alcanzan semejantes dimensiones es inevitable que los pequeños detalles se aderecen para dar paso a la leyenda que redora cualquier blasón hasta hacerle refulgir. Apple, por si no era bastante con lo que es, encima, liga su origen y destino al legendario Alan Turing por medio de su logotipo. Desde luego que van a por todas esos tipos. Y ahora, a por La Puerta del Sol, parada y fonda de ocasión de los indignados. ¡Qué mundo éste si uno se pone a hilar fino! En fin.
El caso es que las matemáticas. Reconozco que me tienen un poco obsesionado. Y, en cualquier caso, pocas cosas lamento más que no haberlas prestado la debida atención cuando todavía tenía las neuronas frescas. Porque es que, además, había escogido una especialidad, la de fisiólogo respiratorio, que sin matemáticas es como pretender tocar la guitarra siendo manco. Al final, cuando caí en la cuenta, salí pitando y, en vez de mates, como hubiese sido lo suyo, me puse, por parecerme más asequible a mis capacidades, a aprender guitarra. Craso error. Resulta que también soy manco.
Así todo, ahora, cuando ya tengo las neuronas que no se les pega nada, no encuentro forma mejor de pasar unos buenos ratos cada día que viendo vídeos de matemáticas e intentando resolver problemas. Mi nivel, ni que decir tiene, es absolutamente rudimentario, pero, así y todo, me maravillo al comprobar la cantidad de cosas que se pueden calcular con tan primitivas herramientas. Ya lo dijo Elquefuere, calculo, luego me olvido de que existo.
En fin, Alan Turing, las matemáticas, Apple, la Puerta del Sol, los indignados... qué batiburrillo de ingredientes para una bonita historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario