Vamos a ver, ¿con cual de los tres spots precedentes se quedarían ustedes para una campaña promocional de la cosa?
La cosa que amenaza con hacernos craquer por sobredosis como no hagamos algo al respecto. Algo, es decir, pensar.
Para empezar les contaré una cosa por si no la saben. Hay una oligarquía catalana que viene de lejos promoviendo la idea de que Cataluña separada de España sería mucho más prospera. Es una oligarquía que se ve al frente de un Estado con todas la gabelas que eso les podría proporcionar. Ya sólo en embajadas para sus hijos, se pueden hacer una idea. El caso es que esa oligarquía, con motivo de haberse visto provista de unos instrumentos de poder como nunca soñó, los que les proporcionó la vigente Constitución, viene desde hace treintaitantos años lanzada a tumba abierta camino de su objetivo. La insistencia, no digo ya machacona, sino sencillamente aterradora con que utilizan todos los medios a su alcance hace pensar que sólo resisten el vivir allí los infectados y la pequeña minoría de masocas que nunca puede faltar. El resto, la gente normal, ha puesto puesto pies en polvorosa o, si quieren otro tropo por el estilo, hecho mutis por el foro.
Dense cuenta, además, de que esa oligarquía estuvo durante muchos años, siglos acaso, templada por los muchos beneficios que obtenía de un Estado de estructura económica casi autárquica. El resto de los españoles compraba productos catalanes o no podía comprar y punto. Pero, claro, al cambiar las cosas con la entrada en la CE el invento España ya no les sale a cuenta a los señoritos. Se quieren ir y yo les comprendo porque todo venido a menos tiene derecho a irse a otra parte a probar suerte.
Así las cosas, la minoría oligárquica todo el día erre que erre, la incierta masa borreguil de los infectados y esa minoría masoca de efectos seguramente contraproducentes, ¿qué se puede hacer? Francamente, no tengo ni idea, porque todo dependerá de si se da o no se da con el antibiótico adecuado para combatir la infección que asola a la masa aborregada.
Una cosa, en cualquier caso es segura: una hipotética independencia de Cataluña pondría un montón de cosas patas arriba. Y nadie podría descartar que no haya tortas por medio. Porque estas cosa se complican sustancialmente cuando es mucho lo que se pone en juego y por tanto hay gente que puede ganar, pero también otra que tiene mucho que perder.
Concluyendo: simpatizo con la actitud al respecto del Sr. Rajoy. No mover ni un dedo y dejar que los exaltados se cuezan en su propia salsa. Ya sólo con ver el cambio de tono producido en el órgano de la burguesía catalana, La Vanguardia, principal instigador hasta hace poco de los odios irracionales hacia el resto de España, tenemos una muestra de que si no es que se ha dado con el antibiótico, sí que los propios anticuerpos, el miedo a perder, de una sociedad acomodada, han empezado a actuar y dar sus frutos.
Ya veremos, en fin, se admiten apuestas.
Con su pan se lo coman. Pan con tomate, por supuesto.
ResponderEliminarTomate no, si us plau, tomaquet.
EliminarHuir siempre fue de cobardes, al menos eso me enseñaron y la sentencia no me parece equivocada. Los que estamos en Cataluña defendiendo nuestro derecho seguir en nuestra tierra como españoles merecemos un respeto del resto de España, no insultos y desconsideraciones, porque no es nada fácil nuestra tarea.
ResponderEliminarSí, claro, cómo no, toda la razón del mundo, faltaría más.
EliminarDespreciar la resistencia parece una actitud poco inteligente
ResponderEliminarPlease, killing me softly.
EliminarPor favor, matándome suavemente? Una broma para tus próximos? Porque yo no lo pillo
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