martes, 14 de octubre de 2014

Los delirios colectivos



Ya sabemos que los delirios individuales suelen ser muy aparatosos y si son colectivos, ya, ni te digo. Es lógico, porque que una persona vea burros volando es cosa de llamar a los loqueros, lo cual sirve para tener a los vecinos entretenidos un rato, pero cuando son muchos los que los ven, entonces, a quien hay que llamar es a las cámaras de televisión para que exploten el filón.

"Estos delirios colectivos se establecen dentro de grupos de personas fácilmente sugestionables, por lo que son más frecuentes entre los enfermos mentales, personalidades primitivas, con un nivel educativo escaso, con pensamiento mágico, y entre las personas que padecen un trastorno de tipo histérico", dice el autor. O sea, que lo difícil es que la vida no sea un continuo delirio colectivo porque quitas enfermos mentales, personalidades primitivas, mal educados, pensamiento mágico e histéricos y no te queda prácticamente nadie. 

Y así es como realmente es el mundo, un puro delirio mires para donde mires. Los hay estrafalarios y de apariencia racional, simpáticos y antipáticos, inofensivos y peligrosos, pero eso sí, hay que reconocer que gracias a ellos la vida adquiere tensión. A veces demasiada y luego pasa lo que pasa, que el globo pincha y los burros caen al suelo y empiezan a rebuznar.  

O sea que prepárense para una larga sesión de rebuznos por la parte de levante un poco al norte. Eso sí, discretamente parapetados tras la cortina como para que no se note demasiado de donde viene el enrenou

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