lunes, 12 de enero de 2015

Artillería ruin



Leo hoy una noticia tonta que me hace pensar. Pues bien, ahora resulta que toda aquella leyenda sobre la rapiña de la mujer de Franco en las joyerías de la nación no tiene el menor fundamento. La señora, sí, tenía pasión por las joyas, pero las pagaba a tocateja y si su marido, que por lo visto era bastante tacaño, decía que no, pues ajo y agua. Curioso. Con lo bien que encajaban esas historias en la maquinaria de denigración del sistema. ¿Quién se hubiese atrevido entonces a decir que eran mentira? Se contaban con tantos pelos y señales que se diría que media España estaba en las joyerías en cuestión contemplando el esquilme. En fin, la maledicencia, el infundio, la difamación, la mentira en definitiva, al servicio de la causa. Quizá por ello le fue tan mal a la causa, por servirse de tan ruin artillería. 

La causa. Siempre parece haber una causa por la que se justifican las mentiras. Así, volviendo al tema tristemente de moda estos días, tengo entendido que en el libro sagrado de los musulmanes hay una sura, que así llaman a los versículos, en la que se insta a mentir a los infieles si así se puede sacar algo de ellos. La mentira, pues, como arma, y por eso quizá es que su causa, en contra de lo que parece a primera vista, esté tan pachucha. Porque convendrán conmigo que el mundo musulmán en general, quitando los palacios de los jeques y cuatro cosas más ligadas siempre a la acaparación de unos pocos, es un verdadero asco. Todo el día olfateándose el ojete unos a otros. No me extraña que no necesiten perros.  

Es que, además, como es bien sabido, antes se coge a un mentiroso que a un cojo. También, ayer, para no ser menos que París y seguir cogiendo como los franceses el rábano por las hojas, hubo manifestación en Madrid. Y los moros, ¡cómo no con la que se juegan!, acudieron. Y lo hicieron con una pancarta que deja pocas dudas sobre su talante zapateril, es decir, sandio: Ni yijad ni cruzadas. ¿Cruzadas? A qué se refieren señores. Ah, sí, claro, la equidistancia. Si no sabremos nosotros de eso con todo lo que la hemos padecido estos últimos años a causa de la madre de todas las causas, la nacionalista... tampoco a estos les sirvió de mucho la mentira... aunque siguen insistiendo. El cretino catalán dijo ayer en París que estaba allí por defender la libertad de expresión y de hacer política. ¡Joer, es que no da puntada sin hilo, el tipo ese! Tan oprimido como le tenemos. 

La mentira, la langue de bios, toda esa ingenuidad que no hace sino prolongar los sufrimientos. Afortunadamente nos quedan los americanos. Tendrían que haber escuchado anoche las televisiones europeas en general y las americanas en particular para ver en donde reside la diferencia entre una sociedad infantilizada y otra adulta. Si fuese por los tertulianos de la CNBC ya se habría hecho lo que a todas luces hay que hacer a toda prisa: cambiar a los responsables de la seguridad francesa y dejar ya de una vez la mandanga esa de no hacer las amalgamas. Los yijadistas asesinos, efectivamente, aprendieron ese oficio en las mezquitas de París, y las autoridades francesas estaban por activa y pasiva informadas de que andaban sueltos a la espera de la orden de actuar que les tenía que venir de otra mezquita. Así que, no digo ya juzgarles por dejación de funciones con grave perjuicio público, pero sí darles una patada en el culo que les haga pasarse el resto de su vida cagando por la boca como diría Harry el Sucio. 

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