Confieso que es muy atrevido por mi parte suplantar el papel del tiempo y lanzarme sin paracaídas a santificar en vida a Houellebecq. Pero algún riesgo hay que tomar en esta vida y el de escoger muletas para adentrarse en esos temas tabús que les decía es, quizá, de los pocos que merecen la pena. No por nada sino porque, supuestamente, es de esos temas inatendidos de donde brota la ansiedad, la inquietud, los miedos y demás manifestaciones del malestar que hace la vida personal y colectiva un puro caminar con el culo prieto.
Bueno, las espectativas ante la nueva obra no sólo son mías. Hace días que se viene hablando de ello con profusión. Y anoche, vísperas del alumbramiento, pude ver la entrevista que le hacía Pujadas en el telediario de France 2. Sólo oírle hablar ya te pone. Como sin ganas, apenas audible, entre dientes, con la mirada perdida, atusándose de vez en cuando su mugrienta cabellera rala, suelta dardos con la misma precisión que las mismísima Diana.
Efectivamente, ni creo que Marine le Pen necesite valedores para ganar adeptos. Ni tampoco que el islám vaya a parar de crecer en adeptos... por la propia naturaleza de las cosas. En un mundo tan aburrido, si alguien viene y te organiza la vida, cinco veces al día a la mezquita para rezar y cinco mujeres para pasar las noches... ¡ya te digo! Y las mujeres entre polvo y polvo a jugar a la cocina. A ver quién se resiste a eso.
En fin, ya me relamo.
¡Cinco mujeres! No me extraña que tantos se apunten a la guerra santa.
ResponderEliminarDesde luego. Si no sabrá esa gente. Con cinco ya tienen bastante con pelearse entre ellas. Y a tí como si no existieses. Un chollo.
Eliminar