Pensaba en estas cosas porque la otra noche volví a ver "Los Pájaros" de Hitchcock. El irresoluble problema de la convivencia en libertad en una pequeña comunidad. Te destrozan a nada que te sales del canon de normas establecidas. El horror a los cambios lo impregna todo convirtiendo a sus habitantes en cuervos y gaviotas que se lanzan agresivos sobre todo lo que destaca. A primera vista, sólo queda la huida vergonzante para salvar el pellejo. Pero no es la única respuesta posible.
Existe la otra, la de "Dogville" de Lars von Trier. Sí, bien, te vas después de haberlo intentado todo, pero no sin antes poner las cosas en su sitio, es decir, borrando del mapa todo lo que no tiene remedio. Suena bestia, pero también mucho más caritativo porque liberas de sufrimientos sin fin a personas maceradas en la mezquindad.
Esa es la cuestión, ser o no ser caritativo. Aplicar la cirugía o largarte para no ver como avanza la gangrena.
Las pequeñas comunidades llenas de pájaros y perros. El mundo que nos rodea en general. Tu escoges, Hitchcock o Lars von Trier.
Yo siempre he tomado la opción de salir corriendo, pero a medida que pasan los años entiendo al que saca la recortada y la lía, sobre todo si, una vez que optas por las de Villadiego, los problemas, en lugar de quedarse donde estaban, te pisan los talones. Es un poco lo que decía Petronio: hazte el loco si el daño no es vital; si lo es, pon toda la carne en el asador. O aquello otro de César: "La única esperanza para los que están perdidos es actuar con la fiereza de los que no esperan nada". Si no es literal, pues por ahí van los tiros.
ResponderEliminarLa verdad es que está bien eso de saber distinguir aquello por lo que realmente merece la pena quedarse y luchar. Pero no es fácil. De todas formas pienso que pájaros y perros son como la Hidra de Lerna, cuantos más matas más nacen. Lo único que queda, entonces, es el placer de disparar.
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