lunes, 22 de julio de 2013

Pedaleando



En uno de esos paneles informativos que hay repartidos por la smart city, leo: "dale un respito a la ciudad". Supongo que han querido decir respiro porque después te invitan a que utilices la bicicleta para moverte por ella. Bueno, el mejor escribano echa un borrón y en eso lo dejamos. 

Lo cierto es que en la smart city han hecho unos cuantos carriles para la bicicleta. Prácticamente todos ellos quitando espacio a los peatones. Sólo en el escaparate que es la primera playa del Sardinero se han dignado quitar unas cuantas plazas de aparcamiento a los coches. En cualquier caso, en su conjunto, los carriles bici de la smart city son los más birriosos de entre todos los que yo he visto en ciudades que conozco. Aquí, hablando en plata, si pretendes dar un respito, o respiro a la ciudad, simple y llanamente te juegas la vida, lo cual, a qué engañarse, es una de las cosas más estimulantes que se puede concebir sobre todo para quienes, como yo, ya anda por aquí de propina.  

Anyway, propina o no, a mí lo que me va es utilizar la bicicleta para desplazarme a mis quehaceres y no para pasear por las eufemísticamente denominadas rutas verdes que, por lo general, son caminos a ninguna parte y llenos de mierda de vaca. Eso es exactamente lo que a mí me mola, utilizar la bicicleta como el lumpen utiliza el coche, para ir de aquí para allá, a las compras, recados o como le quieran decir. Y aquí es donde se me plantea un problema metafísico de primer orden para el que no encuentro solución, más que nada porque la smart city no es precisamente Copenhague. 

Para mí, un lumpen, o chusma si mejor quieren, es ese tipo de gente que hace todo lo posible para hacerse notar por medio de la invasión del espacio público. Hay quien dice que lo hacen inconscientemente, es decir, sin darse cuenta, pero yo no estoy de acuerdo. Porque hacerse notar está en la esencia del ser humano por puras razones biológicas y, tan así es que, el que no lo consigue resolviendo integrales trigonométricas o cualquier otra cosa de provecho, lo intentará por el sencillo procedimiento de invadir el espacio público que, como es sabido por todos, es una de las cosas que al ser de las que más da pol saco a mucha gente... pues eso, que te consagra como lumpen, chusma, o como le quieran decir a los van a todas las partes en coche, ponen la música alta, sacan al perro a cagar y mear en mitad de la calle, fuman en espacios públicos y un largo etc. que huelga comentar porque está en el ánimo de cualquiera medianamente cultivado. 

Y ahí está el dato y el intríngulis de la cuestión, que mucho me temo que si voy en bicicleta por la smart city corro el serio peligro no sólo de que me maten sino el mucho peor de acabar convertido en un lumpen puro y duro que se gana los insultos y el desprecio de los de su misma calaña. Porque, salvo dos o tres rutas mayormente concebidas para el paseo, si te quieres desplazar en bicicleta lo habrás de hacer ya sea por aceras ya sea por calzadas. Molestas a peatones en un caso, molestas a motorizados en otro. Así que...

Así que lo único que se me ocurre es pensar que con unas autoridades por así decirlo oximorónicas no hay quien se aclare. Porque quieren una cosa, pero también la contraria. Quieren que los ciudadanos den un respito, o respiro, a la ciudad, pero también quieren que nadie perturbe el desmadre de la circulación a motor. No hay más que ver la relación 5/1, coches/peatón, que tienen casi todos los semáforos de la ciudad. 

En fin, así es la vida, pura contradicción... pero siempre recordando que si no actúas engendras pestilencia.  

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