viernes, 5 de julio de 2013

Dónde se la pongo, señora?



El tipo era repartidor de butano, se metió en lo de los comunistas y en un visto y no visto ahí que le tienen ya de vicepresidente de nada menos que Andalucía. Un chico listo en definitiva. Pero no acaba ahí la cosa. 

Resulta que, como buen comunista, miraba por los parias de las tierra y exigió al presidente andaluz al que sostenía en el poder, so pena de romper la baraja, presentar en el parlamento una ley antidesaucios para que los bancos no pudiesen hacer nada contra los que no pagaban las hipotecas. No puedes pagar, no te preocupes, expropiamos el piso por dos perras y el banco se queda con dos palmos de narices, venía a decir el invento. Una cosa que, como todos ustedes comprenderán, demuestra que el vicepresidente tiene un corazón que se lo pisa.   

Pero claro, lo malo es cuando se meten los caprichos por medio. Y el vice se había encaprichado del piso de al lado del suyo que se daba la circunstancia de ser de un señor que no podía pagar la hipoteca. Enterado este señor de los deseos del vice, ofreció vendérselo. Por tanto, no, por cuanto. No me interesa. Llega el desahucio y el vice compra el piso al banco por bastante menos pasta. ¡Oye, el tener buen corazón no quiere decir ser tonto!

Bueno, esto que parecen cotilleos de porteras ha sido muy aireado por la prensa conservadora de la misma manera que ha sido silenciado por la socialdemócrata. Es lo suyo. Cada uno a lo suyo y no pasa nada porque, como han dicho los jefes de la cosa comunista, lo que ha hecho el vice es lo que hace mucha gente. Toda la que puede en concreto. Y además, a estas alturas, querer que los que predican sean los mismos que dan trigo demuestra una una inocencia rayana en la estulticia. 

2 comentarios:

  1. Yo por los butaneros siempre he tenido mucha simpatía, más que nada porque sabrás que soy lo que se llama "un hijo del cuerpo", y no porque mi madre se la pegara a mi padre, sino porque él mismo era butanero. Muchas veces me he preguntado si esas leyendas con respecto al gremio serán verdad, y si lo son, cuántos de los niños con los que me encontraba por la calle en mis años infantiles serían hermanitos secretos míos, pero la verdad es que, conociendo a mi padre, no creo que demasiados. Eso sí, cuando le hacemos bromas con el tema, el dice que vete tú a saber.
    De todas maneras, supongo que sabrás de aquella investigación genética que hicieron los de un laboratorio de una universidad inglesa de renombre en una barriada popular de Londres: no quiero equivocarme -de todas maneras la historia está en "The Red Queen"-, pero un porcentaje importante de los niños nacidos en los últimos años (digamos que un diez por cien) no eran hijos de los padres de los que pensaban ser. Eso da de pensar que la leyenda del butanero a lo mejor tiene algo de realidad...

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    1. Lo de "hijo del cuerpo" me ha llegado al alma. Una temporada que comí en el cuartel de la Guardia Civil en Valaldolid todos los guardias que entraban al comedor me preguntaban si era "hijo del cuerpo". Por lo demás, habiendo sido tu padre butanero, a saber los hermanitos que tendrás por el barrio. Mejor que no miren el ADN.

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