viernes, 14 de noviembre de 2014

Lo que nos concierne.



Es opinión bastante generalizada que el Presidente Rajoy es un hombre "previsible y sin ideas". Incluso mi admirado Arcadio Sword -no sé que pintan las espadas en la Arcadia- anda en esa línea de pensamiento. Y, mientras tanto, la nave va corrigiendo el rumbo sin mayores sobresaltos para los pasajeros... por más que algunos alboroten de lo lindo con sus juegos en cubierta. 

Tengo que reconocer que muchas veces me da rabia que el Presidente no saque la mano derecha a pasear, pero es una rabia pasajera. Luego, cuando pasa el sofocón y tomo distancias, me sale la visión apolínea y agradezco que el Presidente haya sacado la mano izquierda, como por otra parte creo que es su deber. 

Yo no sé si Rajoy habrá leído a Gracián, pero por sus actitudes se diría que sí. Quienes estoy seguro no lo han leído son los opinadores oficiales del Reino y el público en general y por eso opinan como opinan de lo que hace Rajoy. Y esa es una de las grandes desgracias de este país, que la gente que se dedica a opinar por oficio no conoce a nuestros grandes pensadores que en nada desmerecen a los mejores del mundo. Pero sobre todo Gracián. 

Gracián dice que un Presidente tiene que saber dar la impresión de que se equivoca con tal de que los necios no revienten, que ya se sabe como se pone todo de asqueroso cuando los necios revientan. Y también, que hay que responder a los insultos con un "hay que dejarlos que tengan razón ya que no pueden tener otra cosa". Y también hay que dar por descontado que los intrigantes no dejan de armarse zancadillas entre sí cayendo todos ellos con más daño que escarmiento. Todo eso tiene que saber un presidente para no meterse en líos inútiles y poder dedicarse a lo que nos concierne. 

Lo que nos concierne: que los mercados funcionen. Lo demás por añadidura.  

2 comentarios:

  1. Basta compararlo con los anteriores presidentes. La pena es que la chusma lo vaya a echar en las próximas elecciones. Como decía mi abuela cuando no apreciábamos algo: Qué falta os hacía una guerra...

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    1. Si, desde luego, no es la primera vez que oigo decirlo. En cualquier caso es la agonía la mejor afinadora de los espíritus.

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